Conclusión del primer debate demócrata: el partido ya tiene candidata

A priori la puesta en escena hacía entrever el protagonismo que la cámara daría posteriormente a “la candidata demócrata”. Cuatro compañeros de debate, que no contrincantes, ayudaron a que el foco de la noche brillara por excelencia. Sin ataques ni acusaciones, el debate parecía tener por objetivo mostrar un Partido Demócrata unido y reforzado en una noche en la que Hillary Clinton se consagró (por el momento) como la opción demócrata a las presidenciales.

En un debate con pocos titulares, Hillary deslumbró por sí sola sin necesidad de justificar sus errores o responder a ataques. Ni siquiera en el “momento show” de la noche en el que vino la esperada pregunta sobre el uso de su email. Entonces, el mismo Sanders acudió a su rescate: “los estadounidenses estamos hartos de escuchar hablar de sus malditos emails”. A lo que siguió un “gracias” de la aludida y un público arrancado en vítores y aplausos.

Analizando la situación, podríamos distinguir algunas conclusiones derivadas del debate televisivo:

1. Hillary Rodham Clinton se ensalza como la mejor candidata del Partido Demócrata, a la espera de la posible candidatura del vicepresidente Biden. Mostró sus buenas dotes en el debate y supo llevar a su terreno a su mayor contrincante, Bernie Sanders, al que incluso rebatió en la forma de entender el capitalismo como el marco de oportunidad de los pequeños comerciantes. Al senador por Vermont también le pasó factura su posición en contra de la Ley Brady, que regula el control de las armas. Aunque intentó justificarse y posicionarse en contra, no ofreció una postura firme frente al problema.

A Sanders le tocará remontar utilizando su lado más empático en su aparición en el programa de Ellen, en el que su competidora se lanzó a bailar el “Nae-Nae”.

2. El partido demócrata muestra una ideología unida. En el debate reinó el consenso en lo fundamental: más regulación en el control de las armas, impulsar las economías de la clase media y los derechos sociales, en concreto con el derecho a la baja de maternidad pagada. Se trata de un partido que gira algo más hacia el centro izquierda, la socialdemocracia de la que habla Sanders.

3. Se empieza la campaña presidencial y el Partido Demócrata se presenta como un partido opuesto al republicano. En distintas ocasiones, se quisieron distanciar del Partido Republicano en la forma de tratar a la comunidad hispana y haciendo referencia a Donald Trump, que sorprendentemente se situó como trending topic en Twitter durante las dos horas del debate.

4. Hay candidatos que pueden retirarse ya. Perdieron sus minutos de gloria. Licoln Chafee y Jim Webb parecían más coristas que aspirantes. Podrían ahorrar energías políticas apoyando a alguno de los “frontrunners” y ayudar de este modo a que su partido se vaya centrando en un solo candidato a la carrera presidencial.

Por el momento, parece que Hillary puede descansar su etapa televisiva entre entrevistas, shows y debates, y enfocarse ahora en la comunidad hispana – su cita de este jueves – en la que debe ganar adeptos sin conocer la cultura, ni la lengua. El mejor escenario para Hillary sería encontrar un demócrata hispano para el “ticket” pero, ¿quién?

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