A partir del 3 de enero se estrena una nueva era en el Capitolio de Estados Unidos. Mientras el presidente Obama y aquellos que repitan como miembros de su gabinete ocuparán sus mismos sillones en la Casa Blanca, ochenta congresistas y senadores abandonarán sus escaños de la Cámara de Representantes o del Senado, varios de ellos tras décadas en el Capitolio.
Dos de los más veteranos en dejar sus puestos son Richard Lugar y Barney Frank. Lugar ocupa su escaño por Indiana desde 1977 y durante estos 35 años ha sido protagonista de varias leyes de política internacional de gran trascendencia, como las negociaciones con el gobierno sudafricano para la liberalización de Nelson Mandela. La derrota en primarias ante el candidato del Tea Party, Richard Mourdock, fue el principio del final de su carrera política. Por su parte, Frank, demócrata y representante de Massachusetts durante 32 años, fue uno de los primeros congresistas en declararse abiertamente homosexual que ahora dice adiós al Capitolio.
Uno de los políticos más conocidos a nivel nacional que pone fin a su vida en la Cámara de Representantes es Ron Paul. Paul, candidato a la presidencia en 2008 y 2012, es el líder del liberalismo extremo y deja su silla tras ocuparla ininterrumpidamente desde 1997, aunque también lo hizo varios años en los setenta y ochenta.
No es el único político que ha aspirado a la Presidencia y finaliza su periodo en el legislativo. Dennis Kucinich, representante de Ohio durante 16 años, también intentó llegar a la Casa Blanca en 2004 y en 2008 por parte del Partido Demócrata. Pero tampoco consiguió buenos resultados.
Abandonan también las Cámaras mujeres que ocupan sus escaños desde los noventa como la senadora Kay Bailey Hutchison, representante de Texas desde 1993, o Olympia Snowe, que desde 1995 representa a Maine. Mientras que otros lo hacen sin apenas tiempo para haber participado en alguna política, como el republicano Allen West que, tras dos años en el Congreso en representación de Florida, ha sido uno de los más políticamente incorrectos de la historia de la política estadounidense.
Para la siguiente legislatura que comienza en escasas cuatro semanas, el Congreso se presenta como una de las bazas más fuertes para controlar las políticas presentadas por Barack Obama. Aunque el Senado y el Ejecutivo lograron mayoría demócrata, la Cámara Baja la dominan los republicanos y es el órgano trascendente para sacar adelante gran parte de las iniciativas presentadas con caras nuevas o viejos conocidos en las bancadas.