El próximo 31 de enero, uno de los puestos de mayor relevancia del mundo a nivel económico, el de la Presidencia de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), será ocupado por primera vez en la historia por una mujer y por primera vez en los últimos 30 años por una demócrata, Janet Yellen, actual vicepresidenta de la Reserva.
A falta de la votación final del Senado, que tendrá lugar antes de las vacaciones de Navidad durante el próximo mes de diciembre, y tras conseguir hace unos días 14 votos a favor, frente a 8 en contra, en el Comité Bancario de la cámara alta, todo apunta a que el actual presidente, Ben Bernake, ya tiene sustituta.
Janet Yellen, neoyorquina, economista de 67 años, casada con el Nobel de Economía 2001, George Akerlof, y profesora emérita de la Universidad de Berkeley, se convertirá en una de las mujeres más poderosas del mundo tras ocupar diversos puestos de responsabilidad en materia económica desde que el presidente Clinton la nombrara, en 1994, miembro del Consejo de gobernadores de la FED. Tres años más tarde se convirtió en la jefa del consejo de Asesores Económicos de la Administración Clinton hasta 1999 y tras ocupar otros puestos de responsabilidad, anteriormente a su nombramiento como vicepresidenta de la FED, Yellen ocupó el cargo de presidenta y directora ejecutiva de la Reserva Federal en San Francisco.
De su gestión en la Reserva Federal para los próximos años se espera continuismo. Es más que probable que siga con las medidas y técnicas desarrolladas por Bernake desde que comenzó la crisis económica y financiera en verano de 2008. Entre las más controvertidas, que ya desde su posición de vicepresidenta Yellen ha defendido y apoyado, se encuentran los paquetes masivos de inyección de liquidez que permite a la FED comprar 85 mil millones de dólares al mes en deuda pública e hipotecas (los conocidos como QE, Quantitative Easing) o el mantenimiento de los tipos de interés en mínimos históricos hasta que la tasa de desempleo baje del 6,5%.
A pesar de que no se esperan grandes cambios en cuanto a la gestión sí se confía, según han publicado medios económicos norteamericanos, que Yellen imponga más diálogo en la Reserva Federal y logre recuperar la reputación y confianza de una de las instituciones más dañadas con la crisis económica de la que todavía el país no se ha recuperado del todo.
Un reto al que deberá hacer frente con un escenario todavía un tanto inestable, con un crecimiento anual de alrededor del 2% y una tasa de desempleo en torno al 7,5% que se considera inaceptable. Sin embargo, muchos confían en que Yellen es la persona indicada para conseguirlo. El Senado tendrá la última palabra, aunque ya es más que probable que se acepte su nominación.