Las cosas andan revueltas en el Partido Republicano. El GOP está dividido entre aquellos que se ven forzados por la opinión pública a negociar con los demócratas y los más reacios a cualquier tipo de entendimiento. Esta división interna se escenificó la semana pasada, cuando unos republicanos apoyaron el aumento de deuda y otros no. Una fractura que podría llevarse por delante al mismo John Boehner.
“¿A dónde vas, John Boehner?” es la pregunta que muchos republicanos se están haciendo ahora mismo después de lo ocurrido la semana pasada en la Cámara de Representantes. Tras una votación de 221 contra 201, la Cámara aceptó enviar al Senado su propuesta de elevación de deuda hasta marzo de 2015. Dicha proposición pasó el trámite legislativo con el aval de 193 votos demócratas y de tan sólo 28 republicanos. Lo significativo de la votación es que entre los miembros del GOP que votaron a favor destacan el propio presidente de la Cámara, Jonh Boehner, el líder de la mayoría republicana Eric Cantor, y el ‘Majority Whip’, Kevin McCarthy. Una vez aprobada la propuesta por el Senado también la semana pasada, los Estados Unidos han dejado de temer un nuevo ‘default’ como el que sobrevoló a la economía estadounidense y mundial durante finales de 2013.
En la anterior crisis, los demócratas, con el presidente Obama a la cabeza, rechazaron cualquier tipo de recorte, principalmente en el programa de salud, para aceptar el aumento del techo de deuda. Los republicanos, por su parte, mantuvieron su particular pulso al exigir esos recortes a cambio de su apoyo para salir del ‘impasse’ político al que se había llegado. La situación produjo la parálisis de la administración federal (‘shutdown’) y se estuvo a punto de que EE.UU. cayera en el incumplimiento del pago de la deuda por primera vez en su historia. No hubo ganadores desde una perspectiva partidista, y sí muchos perdedores, sobre todo la clase política que quedó muy mal parada ante los ojos de la opinión pública norteamericana. Obama, tras el acuerdo alcanzado entre republicanos y demócratas hace unos días, afirmaba su complacencia ante un hecho que eliminaba hasta el 2015 cualquier amenaza de incumplimiento de la economía de los EUA.
Esa votación en el Congreso ha mostrado la profunda división que existe en el seno del Partido Republicano. El apoyo de John Boehner al aumento del techo de deuda sin contraprestación ha sentado mal entre las filas del Tea Party. Tal es así que desde ese grupo ya han aparecido voces solicitando la renuncia del ‘Speaker’ de la Cámara. Boehner ha sido acusado de ser un republicano solo de nombre y de apuñalar por la espalda a los conservadores que defienden menos gobierno e impuestos más bajos. Las próximas elecciones de noviembre serán decisivas en el futuro político de Boehner, quien ya se ha apresurado a confirmar que, de ser reelegido y de conseguir su partido la mayoría necesaria, querría continuar como ‘Speaker’. Sin embargo, ya hay quien afirma desde el Tea Party que de apoyar la reforma migratoria que se debatirá próximamente, Boehner deberá hacerse a la idea de perder el puesto que hasta ahora ocupa. Habrá que esperar a los próximos meses para ver hacia dónde se encamina el futuro político de la tercera persona más poderosa del país.