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Thanksgiving: una fiesta emblemática

Thanksgiving---Igor-Tolosa

En un trajín de viajes por todo el país y fuera de él, los norteamericanos se disponen a celebrar, un año más, su fiesta más emblemática: Thanksgiving. Como es bien sabido, esta fiesta de acción de gracias reúne a familiares y amigos para agradecer a Dios todo lo bueno que hay en sus vidas y en la que, mediante un festín típico donde no puede faltar el pavo, sirve para unir aún más a este pueblo en su conjunto. Thanksgiving se celebra el último jueves del mes de noviembre y la mayoría de estadounidenses disfrutan de cuatro días de asueto.

Con un marcado carácter religioso, se conmemora el principio de una bonanza que comenzaría en los primeros años en que los puritanos llegaron a Norteamérica; prosperidad que aún sigue presente en el inconsciente colectivo de los norteamericanos y que, desde entonces, se ha visto recompensada y magnificada. Si bien dar gracias por una buena cosecha es algo que se remonta a la antigüedad, el vínculo entre la religión y una compensación material aún está presente. Los historiadores no se ponen de acuerdo en torno al lugar de la primera celebración de acción de gracias en territorio norteamericano. Hay quien defiende que fue en Plymouth, pero otros señalan que fue en Virginia, en Maine o en Tejas, e incluso otros que fue una celebración española en Florida. Los años también varían pero, sea como fuere, la esencia es la misma: dar gracias por sobrevivir a las vicisitudes de la época en un territorio aún inhóspito para aquellos primeros pobladores y que ha perdurado hasta nuestros días, quizás tras comprobar y dar por hecho que Dios siempre les recompensará, de una manera u otra, por su trabajo y buen hacer. William Bradford en Of Plymouth Plantation (1630-1651), narra el fracaso de la propiedad en común de la tierra y su cosecha entre los puritanos, estableciendo un sistema en el que cada hombre trabajaría y recogería su cosecha de manera individual. Tras una terrible sequía, se dedicaron a la oración y su recompensa fue una abundante cosecha; este hecho fue interpretado como señal divina por el nuevo sistema adoptado y sus oraciones, recompensa que se antoja muy similar, aunque muy posterior, a la inmensa fortuna que Robinson Crusoe recibió por sus oraciones y su motivado carácter capitalista.

Es curioso que la primera celebración se realizó con venado, que es lo que en aquella época más abundaba y que formaba parte de la dieta del pueblo Wampanoag con quienes los puritanos celebraron en Plymouth durante tres días diversos entretenimientos y opíparas comidas para festejar la recogida de una abundante cosecha tras aquella sequía, aunque hay voces discrepantes sobre esta confraternización. Seguramente el venado iría acompañado de aves salvajes, (quizás pavo), pescados, maíz y algún tipo de bayas, algo que ha cambiado bastante si lo comparamos con lo que hoy en día se come en esta fiesta: pavo relleno, batata, pan de maíz, guiso de judías verdes, puré de patata, pastel de calabaza, salsa de arándanos y nueces.

Aunque George Washington declaró Thanksgiving fiesta nacional en 1789, quien realmente tiene el mérito de haber unido al pueblo estadounidense en torno a una fiesta nacional que se celebraría año tras año fue la escritora Sara Josepha Hale. Sara se dedicó a una ardua y constante lucha durante muchos años en los que escribiría cartas a varios presidentes del país hasta que Abraham Lincoln, quien sí supo ver el potencial que esta fiesta podría tener para unir al pueblo tras haber sufrido una sangrienta y cruenta guerra civil, confirió a  esta fiesta nacional su carácter anual en 1863 al establecer su fecha de celebración, el último jueves del mes de noviembre.

Pero esta fiesta sirve también para dar el pistoletazo de salida a las compras navideñas. El presidente Roosevelt adelantó una semana la celebración de Thanksgiving  para ayudar a las pequeñas empresas a potenciar su volumen de venta en los días anteriores a las fiestas navideñas. Tras una feroz crítica, tuvo que volver a cambiar la fiesta a su fecha original. Hoy en día, el día después de Thanksgiving, conocido como Black Friday, todas las tiendas se ponen en marcha para abrir sus negocios con suculentos descuentos. El carácter religioso se funde con el carácter empresario que caracteriza a Norteamérica, algo que ha traspasado fronteras. Si bien Thanksgiving no ha llegado a nuestro país, celebramos la Nochebuena de forma muy similar; en muchos hogares con carácter religioso y en la mayoría como feliz reunión de familiares y amigos, con copiosas comidas, similares en muchos casos. Sin embargo, sí ha llegado a nosotros el Black Friday, anglicismo que mantendremos en nuestro lenguaje como tantos otros. Parece que cada vez más nos parecemos a esa nación donde el carácter religioso y el empresarial son indisolubles.

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