Después de 15 años, un presidente de Estados Unidos visitará España. Pero antes de la llegada del presidente, será la primera dama, Michelle Obama, quien visite nuestro país para reunirse con mujeres y niñas españolas y mostrarles la importancia de la educación en su desarrollo personal, social y profesional. Después de años de desconfianza, la administración estadounidense vuelve a dar pasos de sintonía con España. Aun no siendo la relación especial de años atrás, la visita presidencial es, en todo caso, una muy buena noticia.
Parecía que no iba a venir nunca y, al final de su mandato, cuando el presidente está a punto de dejar la Casa Blanca, se anuncia la venida de Obama a España para el mes de julio. Era una llegada anunciada desde que el Rey le visitara y le invitara formalmente a hacerlo. Pero ante de que la corte del hombre más poderoso del planeta se traslade a nuestro país, tendremos la oportunidad de volver a ver a la primera dama, Michelle Obama, que vendrá acompañada de sus hijas, Malia y Sasha, y de su madre, Marian Robinson. La señora Obama realizará del 27 de junio al 1 de julio una gira que la llevará a Liberia, Marruecos y, por último, España. La razón es promover el programa que lidera, conocido como Let Girls Learn, cuyo objetivo es fomentar el acceso a la educación a 62 millones de niñas que no asisten al colegio.
La visita de los Obama a España es la muestra del lógico respaldo a las relaciones bilaterales entre ambos países, y la vuelta a la normalidad de las mismas. Debemos recordar que durante la era Zapatero la relación entre ambas naciones se vio gravemente dañada a causa de las formas en las que España abandonó la coalición creada por George W. Bush para combatir en Irak. La administración Obama heredó el recelo que dicho abandono generó en la Secretaría de Estado estadounidense. A pesar de los esfuerzos realizados desde nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores y a la labor de su titular, García-Margallo, restañar la confianza ha costado mucho. Las muestras de amistad desde nuestro país han sido infinitas, desde la visita del presidente Rajoy, a la de los Reyes el año pasado. Por no hablar de aceptar la ampliación del contingente estadounidense en Morón con la Fuerza de Acción Rápida, base que, junto a Rota, son de gran importancia tanto para los Estados Unidos como para la OTAN.
Pero si hay alguien a quien realmente hay que agradecer la visita de los Obama es a James Costos, el embajador de EE.UU., y a su pareja, el diseñador Michael Smith. Ambos, muy integrados en la sociedad y la cultura española, son dos apasionados de nuestro país. Cariño que han manifestado a sus grandes amigos, los Obama, y cuya insistencia ha permitido que el matrimonio presidencial, aunque por separado, nos visite. Gracias a ellos, podremos ver primero a Michelle Obama reunirse con la Reina Letizia y pronunciar un discurso ante niñas y mujeres españolas a las que animará a seguir labrándose un mejor futuro gracias a la educación. Parece ser que, tras abandonar la Casa Blanca, la primera dama continuará con su labor de mejorar la situación educativa de las niñas y las mujeres del mundo. Una obra que es de suma importancia para más de la mitad de los seres humanos de este planeta. No hay que olvidar que, casi con seguridad, será una mujer la que rija los destinos del país más poderoso de la tierra. El futuro es femenino.