Condiciones meteorológicas adversas privaron a Donald Trump del previsible baño de masas si la toma de posesión hubiera tenido lugar en la terraza del Capitolio y no en la Rotonda como ocurrió.
Capital One Arena
El colorido de los fuegos artificiales se ha desvanecido, los músicos viajan en autobús rumbo a sus cuarteles de invierno, un escuadrón de operarios se afana para devolver a Washington el habitual aspecto capitalino limpio de confeti y serpentinas… El nuevo —o viejo— rey ya reina en su castillo blanco. ¿Y ahora qué?