La maratón de Boston es la 42K más antigua que se celebra y una de las más conocidas a nivel internacional. El año pasado fue atacada por extremistas con el claro objetivo de atemorizar a la población de Nueva Inglaterra. Lejos de conseguirlo, los bostonianos han respondido al atentado corriendo multitudinariamente en la 118 edición de su maratón y participando sin ningún miedo al horror provocado por los terroristas hace un año.
“The only thing we have to fear its fear itself”. Con esta frase se presentaba Franklin Delano Roosevelt ante sus conciudadanos en su primer discurso inaugural de 1933. La locución de FDR, pronunciada en los difíciles tiempos de la Gran Depresión, subrayaba la necesidad de sobreponerse a la adversidad desde la unión, justo en los momentos más duros vividos por los estadounidenses. Esa máxima rooseveltiana ha quedado grabada en el ‘ethos’ de esta nación y ha servido de ejemplo para superar contrariedades como los terribles actos acontecidos hace ahora un año en Boston. Lejos de amedrentarse, los bostonianos han dado muestra de su fortaleza y arrojo al celebrar nuevamente su centenaria maratón. Si lo que esperaban aquellos que lanzaron sus cobardes ataques -y los que los pudieron dirigir o predisponer-, era amilanar a los ciudadanos de Boston, olvidaron que para el pueblo americano solo se debe tener miedo del propio miedo.
El 15 de abril de 2013, los hermanos Tsarnaev, Tamerlán y Dzhokhar, hacían explosionar dos artefactos caseros en Boylston Street, justo al final de la carrera que se celebraba ese día en la capital de Massachusetts. La explosión acabó con la vida de tres personas y dejó heridas a otras 282. El 19 de abril, asesinaban al agente de seguridad Sean Collier del MIT de Massachusetts. Ese mismo día, Tamerlán, el hermano mayor, caía abatido y un día después Dzhokhar se entregaba a la policía. Hoy, el menor de los Tsarnaev está a la espera de ser juzgado y, posiblemente, condenado por un tribunal federal. Para el Fiscal General, Eric Holder, los actos cometidos fueron de naturaleza terrorista, premeditados, y merecedores de la máxima pena. Queda por decidir si la sentencia que reciba el joven de 20 años será cadena perpetua o pena de muerte. Igualmente, todavía están por probar las conexiones internacionales, si las hubiera, de los Tsarnaev con grupos separatistas chechenos o con radicales islamistas cercanos a Al-Qaeda. En cualquier caso, los terroristas no han conseguido crear en la gente el efecto que probablemente buscaban.
Un año después del acto criminal de los dos hermanos Tsarnaev, los bostonianos se lanzaban de nuevo a la calle en cifras que superaban lo esperado por la propia organización. Alrededor de 36.000 corredores -cuando la cifra normal ronda los 27.000,- decidieron no tener miedo y salir a disfrutar de su carrera. Algunos lo hicieron como miembros del TEAM MR8, en honor a Martin Richard, el niño de 8 años que fue una de las víctimas mortales; o como parte del TEAM LU, otra de las víctimas; o como miembros del TEAM COLLIER, recordando al policía asesinado. También un gran número de los heridos por la explosión se sumaron a este día primaveral portando camisetas con la frase “Boston Strong”, dejando en la retina verdaderas imágenes de superación personal y colectiva. Todos corrían como uno solo, sintiéndose más fuertes. Esa era la verdadera meta: vencer al terror sin miedo.