En una semana en la que se ha celebrado el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, Hillary Rodham Clinton se presenta como un modelo de liderazgo para las mujeres de todo el mundo. Un liderazgo distinto del estereotipado poder masculino que combina profesión política con valores personales.
El pasado 7 y 8 de marzo el Instituto Franklin-UAH organizó en Madrid el II Seminario de Liderazgo Transformador en el que se estudió especialmente la figura de la posible candidata demócrata y futurible presidenta de Estados Unidos, Hillary Clinton – una mujer que se ha posicionado junto a los más débiles desde su juventud, liderando iniciativas sociales relacionadas con la Educación y la Sanidad y atendiendo a niños, y mujeres en especial.
Conociendo la Hillary ideológica
En su trayectoria política, Hillary ejemplifica un proceso de evolución ideológica que aún hoy se sigue produciendo. En su adolescencia formó parte de las Juventudes Republicanas influenciada por su padre, pero abandonó unos años más tarde acercándose a las ideas del ala más antibelicista del partido demócrata y posicionándose en el movimiento de los derechos civiles de Martin Luther King. Este proceso evolutivo vino condicionado también por su experiencia. Aunque nunca dejó de lado su compromiso social, sus cargos como primera dama de Arkansas (1979-81 y 1983-92) y después primera dama de los Estados Unidos (1993-2001) le proporcionaron el perfil de “persona de Estado”, más pragmática y también más centrista. Esto aún se acentuó más cuando entró de lleno en su carrera política como senadora por Nueva York (2001-2009) y secretaria de Estado (2009-2013) con la administración Obama. Por eso, se justifica que votara a favor del “Patriot Act”, que legitimaba al entonces presidente George Bush a invadir Afganistán y después, Irak, en el contexto de los ataques del 11 de septiembre de 2001. En su etapa como secretaria de Estado y en línea con el presidente Obama, puso en práctica el “poder inteligente” y el conocido como “multilateralismo eficaz”.
Sin embargo, en estos últimos meses, hemos visto evolucionar sus propuestas hacia la izquierda influenciada por la candidatura de su adversario en la carrera a las primarias demócratas, Bernie Sanders.
Entendiendo la Hillary mujer
Como esposa tuvo que enfrentarse no solo a todo un país negando, en un primer momento, las infidelidades de su esposo, sino también a su propia persona, renegando a su faceta más feminista. Este hecho, que tanto le ha marcado, podría tener su justificación en la influencia de su abuela materna, como aseguró la profesora Alicia Kaufmann en el seminario. Pues la tragedia de una familia dividida y un futuro destruido que vivió su abuela a causa de un divorcio, le hacían percibir la opción de divorciarse de su marido como poco viable. Sobre todo, en un momento en el que comenzaba su carrera política en solitario.
En este momento, mucho esfuerzo están invirtiendo en su campaña para mostrar su lado más humano, y esto incluye su perfil de Twitter donde se destaca su perfil personal por delante del profesional.
Pensando en la Hillary presidenta
Se podría decir que Hillary cuenta con todos los ingredientes para poder desarrollar el papel de liderazgo más importante del mundo: experiencia y preparación. Comunicacionalmente, además, cuenta con otras tres virtudes que teóricamente la ayudan a conseguirlo: personalidad, confianza y discurso. Sin embargo, la precandidata no tiene la conexión total con el público y en los últimos sondeos el margen con su adversario se estrecha a 11,4 puntos de diferencia. ¿Cuál es su problema?
Según ella misma, no es una persona política – como dijo ayer en el último debate demócrata:
¿Cómo sería tener una presidenta de los Estados Unidos? Aún no sé si lo veremos en esta oportunidad en las urnas.