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Cinco libros americanos para el final de un sueño

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Tras el advenimiento de la nueva administración presidencial en los Estados Unidos, un hecho editorial ha causado especial impacto y curiosidad. El incremento de ventas de las novelas 1984 de Georges Orwell y Brave New World (Un Mundo Feliz) de Aldous Huxley en los últimos meses nos confirma la certeza de que los libros siguen siendo buenos aliados para explicar el mundo que habitamos. Muchos son los lectores que se han abierto a la realidad de estas novelas distópicas que nos hablan de una vía posible del devenir de los acontecimientos. Diferentes publicaciones se han hecho eco de este acontecimiento editorial y han realizado listas de libros (siempre nuestra obsesión por las listas) que recomiendan unos u otros títulos en relación a los dos citados. En nuestro caso, no queremos realizar otra “lista de libros para una crisis”, pero sí subirnos al carro de las recomendaciones literarias que nos lleven a descubrir posibles nuevas lecturas aunque para esto, al fin y al cabo, no haya que encontrar motivo alguno para hacerlo. No queremos tampoco otorgar aquí una validez mayor a nuestras recomendaciones por encima de otras, si no que enunciaremos cinco libros que nos puedan ayudar a entender como el mal llamado “sueño americano” ha sido puesto en entredicho desde hace tiempo por sus propios escritores.

El orden responde a un criterio cronológico de publicación y se advierte de posibles destripes para aquellos que aún no se hayan aventurado en sus páginas. Al mismo tiempo se citan otros libros (porque no hay elección sin excepción) que bien podrían haber figurado también en esta lista bastarda.

NORMAN MAILER. Los desnudos y los muertos (The naked and the dead, 1948)

En 1948 Norman Mailer, veterano del frente del Pacífico, publicó su novela Los desnudos y los muertos donde nos ofrecía un retablo de personajes, soldados americanos perdidos en un atolón del Pacífico, y sus disquisiciones sobre temas como la deshumanización, la soledad, la amistad entre compañeros, el miedo y, por supuesto, la guerra. Un grupo de soldados que se encuentran desnudos ante la muerte y muestran las fallas de una sociedad, la americana, en lo absurdo del conflicto.

Mailer fue uno de los escritores norteamericanos más conocidos y controvertidos de las décadas de los cuarenta a los sesenta. Enfrentado a las instituciones lideró diferentes campañas contra las decisiones gubernamentales en los inicios de la Guerra Fría. Fascinado, al tiempo que crítico con la aparición de los hípsteres, escribe en 1957 el ensayo The White Negro: Superficial Reflections on the Hipster (de momento no me consta traducción al castellano) donde realiza una crítica al conformismo de la población blanca que toma prestada como rebeldía (y la ensalza a contracultura) la forma de vida y las manifestaciones culturales de las comunidades afroamericanas (el jazz,  el swing, etc…). Los hípsteres serían para Mailer rebeldes falseados por la adopción de unos modelos que no acaban de entender. La cultura del negro americano fue creada por una población que había vivido un contexto de marginalidad dentro de la cultura americana y que, a partir de los años 30, será asumida por la población blanca como símbolo y filosofía de contestación, ajena a las preocupaciones y vaivenes del siglo. Jóvenes blancos que son ignorantes voluntarios y no toman partido por la realidad al tiempo que se consumen en una existencia meramente estética, asumiendo, pero no integrando, las formas de vida y cultura de la población negra.

KURT VONNEGUT. Matadero cinco o la cruzada de los niños (Slaughterhouse five or the children´s crusade, 1969)

Vonnegut es tal vez uno de los autores norteamericanos más desconocidos en España a pesar de que Anagrama se ha encargado de traducir y editar casi toda su obra. Matadero cinco es su obra más conocida a pesar de su reducido tamaño, pues condensa todo el horror y barbarie de la Segunda Guerra Mundial. El propio Vonnegut fue uno de los cinco soldados norteamericanos que sobrevivieron como prisioneros en el interior de un matadero subterráneo al bombardeo de la ciudad de Dresde el 14 de febrero de 1945. Bombardeo que más tarde sería silenciado por el final de la Guerra y las bombas atómicas de Hirosima y Nagasaki pero que, en apenas dos días, segó la vida de 25 mil personas. Vonnegut y sus cuatro compañeros ascendieron a la superficie tras el bombardeo para contemplar las montañas de cuerpos calcinados. Jóvenes norteamericanos enfrentados al horror de la Guerra, llevados como reses al matadero. No es casualidad que el subtítulo del libro sea La cruzada de los niños, en referencia a la fallida empresa, la Cruzada de los inocentes de 1213 en la que niños de toda Europa llevados por el fanatismo religioso empeñado en la recuperación de Jerusalem (el ideal perdido) acabaron sembrando con sus pequeños cadáveres los caminos de Europa o vendidos como esclavos en Argel, Túnez o Constantinopla. Vonnegut se pone siempre en el lado de los perdedores (esta característica le acerca al «gótico sureño») y se identifica en el libro con Billy Pilgrim, un soldado al que creen medio retrasado, y sus compañeros del Batallón 451 en el bombardeo de Dresde. Pilgrim sufrirá lo que se llamaría un “trastorno por estrés post traumático” y en su retiro creerá que le secuestran los extraterrestres y le llevan a un planeta llamado Trafalmadore donde tiene un encuentro con una actriz porno. Publicada en 1969, con la Guerra del Vietnam en la actualidad mediática, Vonnegut realiza un retrato absurdo plagado de humor negro e ironía sobre la futilidad de la existencia y el amargo sabor de la vida. Una amarga visión del mundo, fatalista que se cierra como decía el propio autor con su frase más célebre cargada de estoicismo: “So it goes («Así es la vida»).

MARGARET ATWOOD. El cuento de la criada (The Handmaid´s tale, 1985)

Uno de los libros que, junto a 1984 y Brave New World, están apareciendo de nuevo en las listas de los más vendidos es la novela de Margaret Atwwod El cuento de la criada. En algo tan americano como los anuncios publicitarios de la pasada Superbowl se veía el spot de la próxima adaptación para una serie de televisión del cuento de Atwood (aunque ya existía otra adaptación al cine de 1990). Ambientada en una futura sociedad distópica (un mundo contaminado), en la que las mujeres fértiles visten de rojo con tocados blancos, se presenta una metáfora del fanatismo religioso y la capacidad para reducir al individuo a un objeto. Las mujeres de esta sociedad que nos presenta Atwood no tienen nombre sino que son nombradas como la pertenencia de un “comandante” que las posee como mero objeto sexual y reproductivo. Así, la protagonista se llama “DeFred” (Offred) y se somete a los requerimientos esclavos de su dueño. La novela se escribió en 1985 y se presentaba como una visión futura plausible en los Estados Unidos de las derivas del fanatismo religioso que, por entonces, se observaban en Oriente próximo. La República ficticia de Gilead (donde tiene lugar esta ficción) es un trasunto de lo que los Estados Unidos podrían llegar a convertirse de seguir los preceptos de los puritanos fundadores de la nación americana en su afán por construir un estado basado en preceptos teocráticos. Margaret Atwood expone en El cuento de la criada una fábula donde la pasividad de las criadas es también una forma de resistencia y supervivencia. No obstante, Atwood finalizará el relato con un apéndice de esperanza pues el mundo de Gilead sería un apartado triste dentro de la Historia universal que continuaría hacia delante. Una reflexión de lo que puede ocurrir si el pensamiento crítico no acompaña a las decisiones radicales de la política, la religión y el fanatismo de toda clase. Al tratarse de una ficción de esquema virtual “¿Qué pasaría si…” (What if…?) es natural que aparezcan referencias al Cuento de la doncella en las manifestaciones antiTrump en la actualidad.

JEFFREY EUGENIDES. Las vírgenes suicidas (The virgin Suicides, 1993)

En los suburbios de Detroit, la familia Lisbon, compuesta por los padres y cinco hermosas hermanas en su adolescencia, llama la atención del vecindario y de los chicos que allí habitan, cuando la menor de ellas, Cecilia, intenta suicidarse cortándose las venas de la muñeca en la bañera. A partir de los recuerdos de los chicos se teje una historia de represión y liberación adolescente que termina con el pacto de suicidio de las hermanas y el abandono de la comunidad por parte de los padres. Una historia que deja un sabor agridulce como si nada de lo ocurrido se perpetuara más que en los recuerdos inconexos de los chicos que intentaban seducirlas.

“Las hermanas Lisbon son a la literatura de los noventa lo que el Holden Caulfield de El guardián entre el centeno fue a la de los cincuenta” afirma Sergi Sánchez. Cinco adolescentes que no encuentran en el modelo estereotipado de la sociedad americana una respuesta a su amplia sensibilidad. Antes que aceptar el aburrido pasar de una vida consistente en formalidades y autoridad es preferible la muerte.

Llevada al cine por Sofía Coppola en 1999, la novela de Eugenides (premio Pulitzer de ficción 2003 por Middlesex) nos enseña el reverso de la moneda de esa realidad del sueño americano que habíamos visto tantas veces en el cine; casas con jardín, familias perfectas, bailes de graduación y picnics en el campo. Estas «lolitas rebeldes» deciden acabar con la vida a la que estaban predestinadas y su existencia permanecerá sólo como un recuerdo borroso en un barrio americano en el que la vida continuará como si nunca hubieran existido.

CORMACK McCARTHY. La carretera (The road, 2006)

Tal vez, junto con No es país para viejos (No Country for Old Men), la novela más conocida de Cormac McCarthy en nuestro país sea La carretera (The Road) por su adaptación al cine en 2009. En un mundo post apocalíptico, al cual se ha llegado sin que conozcamos realmente el motivo, un padre y su hijo empujan un carro de supermercado en su camino hacia el sur huyendo del hambre, la enfermedad y del frío por carreteras ruinosas, por ciudades saqueadas, por un mundo de días grises y helados, cubierto todo de ceniza y bandas de seres humanos que recurren al canibalismo como forma de supervivencia. En The Road el lector tiene la amarga sensación de la desesperación por no encontrar nada que llevarse a la boca o el continuo acecho del peligro provocado por esos otros infelices supervivientes que se han convertido en enemigos forzados en la lucha por seguir viendo el día siguiente. Un padre que intenta infundir esperanzas y mantener alta la moral de su hijo en medio de un mundo devastado como el que observamos en El triunfo de la muerte de Brueghel el viejo. Los recuerdos de la mujer y madre antes del cataclismo, el sabor a sangre en la boca tras la tos, las mañanas heladas y silenciosas en medio de ningún lugar, el frió del revólver en la desesperada tentación del suicidio; descripciones, personajes dañados, dolidos, con alguna tara (la enfermedad en este caso), perdedores sin nombre que nos infunden un sentimiento de empatía y misericordia; características propias del mejor exponente contemporáneo del “gótico sureño”.

Cormac McCarthy, el mago de la frase corta, fue galardonado con el Pulitzer en 2007 por esta novela cargada de referencias continuas al amor entre padres e hijos y la enseñanza de la moral, la decencia y la dignidad del ser humano en circunstancias extremas, cuando todo alrededor está destruido. Fue esta una novela de senectud de McCarthy, el cual tuvo un hijo ya en edad avanzada y, tras una revelación en un hotel de El Paso, decidió escribir esta novela como fuente de inspiración para él.

«Four or five years ago, my son (John, then aged three or four) and I went to El Paso, (in Texas) and we checked into the old hotel there. And one night, John was asleep, it was probably about two in the morning, and I went over and just stood and looked out the window at this town. There was nothing moving but I could hear the trains going through, a very lonesome sound. I just had this image of what this town might look like in 50 or 100 years… fires up on the hill and everything being laid to waste, and I thought a lot about my little boy. So I wrote two pages. And then about four years later I realised that it wasn’t two pages of a book, it was a book, and it was about that man, and that boy

Estas son las cinco propuestas que lanzamos para estos convulsos tiempos. Bien podrían haber sido otras pero, “So it goes!”

Tomen y lean.

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