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El termómetro de la administración Trump

President Of The United States Donald Trump

Cerrado el proceso de primarias, comienza la cuenta atrás hacia las Midterms y aumenta la tensión entre los partidos y la actualidad política en EE.UU.  Justo en mitad del mandato, estas elecciones se han considerado, un termómetro a la gestión del presidente, y generalmente le han quitado poder al partido gobernante en alguna de las cámaras o en las dos. Si las urnas en noviembre 2018 debilitan al partido republicano debilitarán consecuentemente a Trump, pero a la vez puede ser una oportunidad para que el partido se reagrupe y busque un nuevo candidato para las presidenciales del 2020. Sin embargo, si el partido mantiene la mayoría en ambas cámaras, estaríamos en un escenario de legitimación del populismo del presidente republicano y más posibilidades para renovar su mandato en el 2020 con el apoyo de su partido.

El próximo 6 de noviembre se renovará un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes, así como el cargo de los gobernadores de 36 estados. Con el Partido Republicano en la Casa Blanca, el Partido Demócrata estaría en una posición de ventaja ya que el voto de las Midterms podría ser un castigo a las acciones de la Administración Trump. No obstante, el pronóstico no está tan claro.

 

El poder de las Cámaras en juego          

En este momento, los escaños en el Senado están repartidos de forma que los republicanos ocupan 51 frente a 49 demócratas, con lo que el partido republicano solo tiene una mayoría por 2 escaños. Aunque aparentemente la diferencia es de tan solo 2 senadores, en las Midterms de 2018, los demócratas podrían tener más que perder que los republicanos, de acuerdo con un estudio del New York Times. De los 35 escaños en juego – correspondiente a un tercio de la cámara- 26 son demócratas y 9 republicanos. Esto es, los demócratas tendrían que mantener los 26 escaños y ganar 2 más para conseguir así 28 y obtener la mayoría en la cámara. Esto implicaría un 80% de los escaños en elección para el Senado.

En cuanto a la Cámara de Representantes, recordemos que se renueva la totalidad de la Cámara (435 representantes). De estos, 40 representantes republicanos han anunciado que no se presentarán a la reelección en distritos competitivos. Por otro lado, 60 escaños están en situación dudosa en una carrera muy reñida que podría inclinar su balanza a cualquiera de los dos partidos.

 

Los demócratas confían en la alta participación

De acuerdo con las encuestas y basándonos en la participación que ha habido en las primarias, parece que el voto demócrata se está movilizando y podría ser determinante para ganar el poder de las cámaras. El perfil del votante demócrata ha cambiado y sigue la estela iniciada por Bernie Sanders, más alejada del establishment y virada hacia la izquierda. En este sentido, podríamos tomar como ejemplo la candidata portorriqueña Ocasio-Cortez por el distrito 14 del estado de Nueva York. Más nombres de mujer toman protagonismo en estas elecciones, como la actriz Cynthia Nixon (conocida por su participación en la serie Sex on the City). El hecho de que haya más mujeres candidatas podrían también movilizar el voto femenino demócrata.

 

La base republicana fiel a Trump

A pesar de la impopularidad de Trump (un 41% según FiveThirtyEight), este sigue contando con un apoyo importante de su base (el 85%), que ha visto grandes avances en sus promesas de campaña en menos de dos años de gestión: bajada de impuestos, mejora notable de la economía y un juez conservador en el Tribunal Supremo – y posibilidad de un segundo juez antes de noviembre-. Esto le piden sus votantes y por el momento, poco importa todo lo demás: ni el comportamiento ético y moral, ni el amor a la nación, ni gestos de ejemplaridad. Es decir, todo lo que en su día habría importado al Gran Partido – the Great Old Party (GOP). ¿Cómo es posible que el partido de la familia haya visto sin críticas la separación de cientos de familias en la frontera y niños metidos en jaulas? ¿Dónde estaba el núcleo evangelista, más conservador, en el estallido de escándalos sexuales? ¿En qué están pensando los conservadores tradicionales republicanos que aman tanto su nación en un acercamiento a Rusia o a Corea del Norte?

Por el momento, la respuesta a todas estas cuestiones inicialmente cargadas de lógica, es “nada”, no pasa absolutamente nada. Con la muerte del senador McCain, se reduce considerablemente el número de congresistas republicanos opositores a Trump. Ninguno se atreve a cuestionar al presidente por miedo a que se resienta entre sus votantes. Ante la falta de reacción de los republicanos, el mejor escenario para limitar el poder del presidente sería que los demócratas se movilizaran y tomaran el poder de ambas cámaras. Si esto ocurriera, aumentan las posibilidades de iniciar el proceso de Impeachment para destituir a Trump.

 

En definitiva, en noviembre se juega el poder de Trump en los próximos dos años. Mientras tanto en estos días, el debate se tensa en torno a la inmigración, el control de las armas, las relaciones con Rusia y sobre todo, el curso de la investigación del fiscal Mueller, así como posibles nuevos casos de escándalos sexuales. Demasiada información, demasiadas noticias para asimilar en tan poco tiempo y en el imaginario colectivo la duda de que estas puedan ser falsas. Será difícil acabar con Trump. Las urnas lo dirán.

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