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Barras y estrellas en alas rojas

860x520 Barras y estrellas en alas rojas

El 11 de julio de 2009, en la ciudad de De Witt, Arkansas, un grupo de ciudadanos pertenecientes a la Grand Prairie Historical Society realizaban un homenaje en el cementerio de la ciudad a una de las tumbas allí situadas. Una bandera republicana española con la inscripción “To Our Hero: Lt. Frank Glasgow Tinker” (A nuestro héroe: Teniente Frank Glasgow Tinker) sobre la lápida, el nombre del héroe, las fechas de su nacimiento y muerte —1909-1939— y una frase en español “¿Quién sabe?”. El homenajeado en cuestión no había llegado a cumplir los 30 años cuando el 13 de junio de 1939, en un hotel de Little Rock, decidió quitarse la vida con su pistola, borracho y solitario, hundido en una grave depresión. Ernest Hemingway destacó el hecho en una carta a sus suegros, los Pfeiffer, el 28 de julio de 1939 donde alababa al joven Tinker[i] y se arrepentía de no haberle podido ver antes de que tomase tan dramática decisión. Se habían conocido en España, en la primavera de 1937, en el Hotel Florida de Madrid durante la defensa de la capital en la guerra civil que el escritor, junto con otros tantos nombres tan conocidos como Martha Gellhorn, Herbet L. Matthews, Josephine Herbst o John Dos Passos, había cubierto para los medios de comunicación y prensa norteamericana. Frank Glasgow Tinker fue uno de los defensores de la República española desde el aire, piloto de “La Gloriosa”, la aviación leal republicana que consiguió, durante los primeros meses de la guerra, mantener la ciudad en manos de la República.

Escuadrilla Lacalle (1937). Frank Glasgow Tinker (primero, de pie, por la izquierda con boina y bigote), Andrés García Lacalle (segundo de pie por la derecha) y Harold Dahl (segundo, agachado, por la izquierda de cabello rubio).

Frank Glasgow Tinker había nacido en Kaplan, Luisiana, en 1909 y estudió en la Escuela Naval de los Estados Unidos en 1926 para graduarse en negocios y finanzas en 1933. Como tantos otros jóvenes del momento, la Gran Depresión le obligó a alistarse en la fuerza aérea en la que sirvió —dentro del ala naval— desde 1934. Expulsado por mal comportamiento, aprovechó la circunstancia del inicio de la contienda española en 1936 para navegar hacia España y servir como mercenario en las fuerzas aéreas republicanas gracias a su experiencia de vuelo previa. En enero de 1937 entra en el país por la frontera francesa con pasaporte falso, en el cual figuraba el nombre de guerra por el que sería conocido por sus compañeros en España: “Francisco Gómez Trejo”. La situación de la aviación republicana en aquel momento era crítica, necesitaba de aparatos y pilotos con experiencia de cualquier parte y condición. Tinker se integró en la recién creada escuadrilla de cazas de Andrés García Lacalle —héroe y as de la aviación republicana— la cual, organizada en patrullas, contaba con tres pilotos de origen norteamericano en una de ellas; Frank Tinker, Harold Dahl y Jim Allison, conociéndose esta como la “Patrulla Americana”. Desde febrero de 1937 participaron en las batallas del Jarama, Guadalajara, Brunete y Segovia destacándose en el derribo de aparatos italianos y alemanes que apoyaban al bando rebelde. Lo más curioso del caso es que la aviación republicana había comenzado a contar desde octubre de 1936 con aparatos soviéticos I-15 “Chatos” para cubrir las bajas y los anticuados aviones de la República. En marzo del 37 llegaron los primeros I-16 “Mosca” —llamados “Rata” por los nacionales— que representaban la mayor innovación tecnológica hasta el momento en materia de aviación. Con el “Mosca” CM-023, de fabricación soviética, Frank Glasgow Tinker sobrevoló los campos de batalla de España consiguiendo ser el primer norteamericano en derribar, sobre los cielos de Brunete el 13 de julio de 1937, un Messermicht BF-109 de la Legión Condor, modelo recientemente integrado en la aviación rebelde y que supondrían a la larga el principal puntal para la dominación aérea franquista en la contienda civil española.

Realizó su último vuelo el 29 de julio de ese año y regresó a Estados Unidos con un total de 8 victorias confirmadas y 18 500$ en su bolsillo. Tras su regreso relató sus experiencias en un libro titulado Some Still Alive, An Airman´s Adventures in the Spanish War [ii] así como escribió artículos para diferentes revistas y periódicos contando su vivencia en España.

Su amigo Ernerst Hemingway le introduce como personaje en su relato Night Before Battle como parte de aquella comunidad de veteranos mercenarios del aire que desde todas las partes del mundo llegaron a España en aquel lejano 1937.

Tras conocer la noticia de la caída de la República el 1 de abril de 1939 entró en una depresión —hoy lo llamaríamos “fatiga de combate”— de la cual no pudo recuperarse y, cansado y deprimido, tomó la decisión de quitarse la vida apenas un mes antes de cumplir los treinta años. Dicen que entre sus pertenencias se encontró una carta donde se le confirmaba su alistamiento en las fuerzas aéreas chinas para la guerra de chino-japonesa —¿Quién sabe?—. Sea como fuere, esta es la historia de un héroe con minúscula, casi olvidado que, desde el país de las barras y estrellas, pilotó en la guerra de España aviones de alas rojas.

 


[i] Hemingway, B. and Baker, C. Eds. Ernest Hemingway, Selected Letters, 1917-1961. New York: Scribner, 1981. 494-495.

[ii] Tinker, F. G. Some Still Live. New York, London: Funk & Wagnalls, 1938. Print.

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