En algo más de un mes Estados Unidos celebrará la fiesta de la democracia con las elecciones del llamado Mid-Term –de mitad del mandato presidencial– en las que se renovará la Cámara de Representantes al completo, un tercio del Senado y algunos gobernadores. Todo ello en términos generales pues en algunos estados también se elegirá a algunos jueces, y a nivel más local, incluso al responsable de la funeraria de la ciudad. Un hecho, desde nuestro punto de vista, inédito y hasta con dosis de incredulidad.
A través del Programa de Liderazgo para Visitantes de la Embajada de Estados Unidos en Madrid tuve la oportunidad de vivir el actual período electoral muy de cerca, realizando un recorrido que incluía instituciones políticas, universidades y asociaciones relacionadas con el proceso electoral. Comenzando en la capital de la “sureña” Carolina del Norte visitamos oficinas de representantes republicanos y demócratas que con su experiencia nos ilustraron sobre los puntos clave en cualquier campaña: financiación, presencia en los medios y el “grass-root” –es decir, la campaña de a pie, cara a cara con el ciudadano. De estos tres puntos, el primero y el último son prácticamente inexistentes en España.
Sin financiación estatal (opción que se presta pero no eligen por ser reducida), los candidatos deben acudir al llamado y controvertido “fundraising” (recaudación de fondos), actividad difícil y tediosa que resulta más fácil para aquellos candidatos que cuentan con fondos propios. La implicación ciudadana a través del voluntariado y las donaciones permiten a su vez ampliar la financiación de la campaña. Pero el sistema es aún más complejo, pues la recaudación por individuo la limita el Estado a 2.600$. De modo que deben ser muchas las donaciones para que lleguen a posibilitar una candidatura y no todos los candidatos son Obama –que consiguió en su última recaudación en la carrera hacia la presidencia la histórica cifra de 1,4 miles de millones de dólares–. Por otro lado, también se cuenta con la ayuda económica de distintas organizaciones, incluidos los conocidos como “Superpacs” –grandes corporaciones que enmascaran la procedencia de la donación y que trataremos en otra futura entrega de Diálogo Atlántico. Lo que es seguro es que la recaudación nunca tiene fin y se convierte en el trabajo diario de los representantes –una actividad, que según opinan, hace que se pierda la esencia del sistema de representación ciudadana. De todas formas, ningún sistema es perfecto y la financiación estatal para hacer campaña electoral en España, que depende del número de representantes en el Congreso de cada partido, también dificulta la presentación de nuevas alternativas.
Más apasionante resulta, sin duda, la petición del voto –tan diferente en nuestro sistema. En este sentido, la política se acerca al ciudadano de a pie en su vida cotidiana tanto en las escuelas, como en la iglesia, y hasta en su propia casa. En el conocido “door to door” el candidato, una persona de su partido o un voluntario se presenta en la misma casa del ciudadano para tratar de convencerle de que su candidatura es la mejor. Se trata de que la información llegue al ciudadano de la forma más directa posible. A veces el vecino acepta incluso colocar un cartel publicitario del político en cuestión en su jardín. En otras ocasiones, la conversación trasciende del voto y se convierte en un debate o charla informativa sobre las distintas medidas que el partido correspondiente desea llevar a cabo y las implicaciones que esto puede tener en su economía doméstica, por ejemplo.
Culturalmente esto nos parecerá chocante y desde luego, impensable. ¿Quién se podría imaginar que cualquier político español llamara a nuestra puerta? Bueno, todo llegará. No solo el político en la puerta, sino nuestro sentimiento y capacidad democrática para abrir la puerta y escuchar sus propuestas.