EE.UU., una potencia asiática

Asian mother and daughter in Fourth of July parade

Henry Kissinger, que en su China (2012), plantea las diferentes visiones del sistema internacional entre China y Occidente refiriéndose a los teóricos clásicos Carl von Clausewitz y Sun Tzu y comparando el ajedrez con el wei qi: «mientras la tradición occidental valoraba el choque de fuerzas decisivo que ponía de relieve las gestas heroicas, el ideal chino hacía hincapié en la sutileza, la acción indirecta y la paciente acumulación de ventajas relativas». EE.UU. ha estado en un proceso de «external rebalancing» clásico, reforzando sus alianzas en las áreas prioritarias como Europa y Asia. La expectativa es que, ante una reducción de los problemas económicos y presupuestarios, las opciones de «internal rebalancing» han aumentado. Esto ha llevado a un reforzamiento de las alianzas en Asia y a una reasunción de las políticas de disuasión, de rearme y modernización en la política de defensa.

La presencia de EE.UU. y sus alianzas provienen de la Guerra Fría

Aunque EE.UU. ha estado presente en Asia desde la llegada del Comodoro Perry a la bahía de Yokohama en 1854, su presencia se expandió sobre todo desde el final de la II Guerra Mundial y la Guerra Fría. No es cierto que EE.UU. se está desplegando en Asia y que eso provoca a las acciones de la RPC. Estas, sobre todo en sus relaciones con Japón y en el Mar del Sur de China, están alienando y creando un dilema de seguridad en sus vecinos: Vietnam, Filipinas y Singapur, pero también Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda y la India han reforzado sus relaciones con EE.UU. con la firma de acuerdos o reforzamientos de convenios anteriores.

Estados Unidos ha mantenido la seguridad y la estabilidad de Asia-Pacífico a través de un entramado de alianzas, tratados y acuerdos comerciales y económicos cuya piedra angular ha sido el Tratado de Defensa Mutua con Japón firmado en 1960, aunque el primer acuerdo es de 1951-52. Además, han existido un buen número de tratados bilaterales, con Filipinas (1952), con Corea del Sur (1954) y un compromiso defensivo con Taiwán a través de la Taiwan Relations Act of 1979, que sustituía al tratado defensivo de 1954. A ello se unieron dos acuerdos multilaterales, con la SEATO (South East Asia Collective Defense Treaty, que incluía a Francia, Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda, Tailandia y Filipinas) entre 1953 y 1977 (la alianza con Filipinas y Tailandia se mantendría gracias al llamado Pacto de Manila) y el ANZUS (1952) con Australia y Nueva Zelanda.

La estrategia Pivot to Asia es creación de la Administración Obama, pero comenzó con Clinton y Bush

La política de la Administración Obama, la estrategía Pivot to Asia es la culminación de la política ya comenzada en la Administración Bush en función de su 2004 Global Posture Review y los Informes Nye/Armitage de 2000 y 2007. La visita del presidente Obama a Australia el 16  y 17 de noviembre de 2011 marcaría realmente el lanzamiento de la política de Pivot to Asia. Aunque en términos de importancia estratégica, sobre todo en el este de Asia, la alianza con Japón es sobre la que descansa toda la arquitectura de seguridad de Asia-Pacífico, la estrecha relación con Australia desde la Segunda Guerra Mundial, el ANZUS y las instalaciones y acuerdos de inteligencia entre ambos estados (por ejemplo el acuerdo UKUSA). En su discurso establecía el compromiso estratégico de EE.UU. y reafirmó la alianza con Australia, que se había profundizado con el Acuerdo de Defensa de 2007, anunciando en el 60 aniversario del ANZUS, el despliegue en forma rotativa de hasta 2.500 infantes de marina en el Territorio del Norte y  un refuerzo de una fuerza aérea conjunta. Este anuncio de despliegue de tropas en Australia se produjo un mes después del artículo en la revista Foreign Policy de la  Secretario de Estado Hillary Clinton, titulado “America’s Pacific Century”, donde se diseñaba la política de reaseguro hacia Asia, proporcionando el componente militar a esta política, realmente ampliándola con los planes de redespliegue estratégico comenzados en la Administración Bush. Esta decisión de la Administración Obama lanzaba el mensaje de reequilibrio las prioridades estratégicas estadounidenses desde Oriente Medio a Asia, tal como había demostrado con la Estrategia de Seguridad Nacional de 2010 y los planes de retirada de Irak. Básicamente, el 2004 Global Defense Posture Review y el 2006 Quadrennial Defense Review.

La creación de la política de Pivot to Asia ha sido debatida en términos de efectividad e incluso necesidad, pero también en términos de su recibimiento por parte de los aliados asiáticos, una especie de Doctrina Nixon Redux. Por ejemplo, Stephen Walt criticaba este último extremo: “If China’s increased military power is really so alarming, why are countries like Japan, South Korea, and Australia doing so little to bolster their own military capabilities? Either they aren’t as worried as they pretend, or they have become accustomed to assuming Uncle Sam will take care of them no matter what”.

 

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