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A un paso de la reforma migratoria

La reforma migratoria, una de las apuestas más arriesgadas del presidente Obama en su segundo mandato, fue aprobada el martes por la tarde por el Comité Judicial del Senado. Tras la quinta sesión de debate, el Comité Judicial del Senado anunció que estaba a punto de llegar a un acuerdo, pero fue en la votación de última hora de la tarde en la que, 13 votos a favor y 5 en contra, se fijaba el texto de una ley que afectará de forma directa a más de 11 millones de inmigrantes en Estados Unidos.

Tras varios debates y bloqueos en las Cámaras, el punto de inflexión de la jornada del martes era una de las enmiendas presentadas por el propio presidente del Comité Judicial, el demócrata Patrick Leahy, que quería ampliar los beneficios de la reforma a las parejas homosexuales binacionales. Una propuesta que, a pesar de que se esperaba que entraría en conflicto con el texto elaborado por la Banda de los Ocho desde hace semanas, fue finalmente aprobada.

Los bautizados como la Banda de los Ocho son el grupo representado por cuatro demócratas (Michael Bennet, Colorado; Dick Durbin, Illinois; Chuck Schumer, Nueva York y Robert Menéndez, Nueva Jersey) y cuatro republicanos (John McCain, Arizona; Marco Rubio, Florida; Lindsey Graham, Carolina del Sur y Jeff Flake, Arizona) que se unieron con el fin de pactar una reforma migratoria viable y acorde a las necesidades de los inmigrantes y la seguridad del país.

A pesar de ser contadas las ocasiones en las que representantes de ambos partidos colaboran en la creación de una reforma de tal trascendencia, hay grupos, senadores y representantes que no se muestran de acuerdo con ella. Los últimos que en estos días difundieron su desacuerdo con el texto de más de 844 páginas (y cerca de 300 enmiendas) fueron los dos sindicatos mayoritarios del Departamento de Seguridad Nacional.

Más de 12.000 empleados de la Oficina de Servicios de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) y 8.000 agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) consideraban que la reforma que estaba siendo debatida supondría dar legalidad a millones de personas que han quebrantado la ley durante años, algo que fijaría una barrera en la creación de un sistema migratorio legal y seguro para Estados Unidos.

Sin embargo, también hubo políticos que confirmaron su “paso” al otro lado de la balanza y su disposición a votar a favor de la reforma en las últimas votaciones, como fue el caso del republicano por Utah Orrin Hatch (un voto decisivo en el Comité Judicial del Senado) o el representante de Kentucky Mitch McConnel.

Mientras el Senado se encontraba en el centro de mira de la información, el presidente Obama y el vicepresidente Biden recibieron el mismo martes en el Despacho Oval a un grupo de 25 jóvenes inmigrantes (los denominados dreamers – soñadores) para escuchar sus experiencias y aspiraciones en el país.

Tras la reunión el presidente volvió a confirmar su compromiso de aprobar esta reforma migratoria antes de que termine el año. Una de las decisiones que podrían determinar el futuro de Estados Unidos y cambiar la historia del país y que poco a poco va superando los obstáculos iniciales y está cada vez más cerca de convertirse en una realidad.

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