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Irán y sus implicaciones para la política exterior de EE.UU.

860x520 22 May Irán y sus implicaciones para la política exterior de EE

El pasado 19 de mayo se celebraron elecciones presidenciales en Irán. A pesar de que los Guardianes de la Revolución habían permitido que de seis candidaturas, tan solo dos llegaran con opciones al final. Por un lado, el actual presidente, el reformista Hassan Rouhani, y por el otro, el aspirante conservador Ebrahim Raisí. Aunque la victoria de Rouhani ha sido muy clara, 57% de los votos, la pugna entre los moderados y los más ortodoxos no va a acabar en estos comicios ya que Raisí parece situarse como el favorito para suceder al líder supremo de Irán, el Ayatolá Alí Jamenei, sobre todo, tras su designación como rector del Mausoleo del Imán Reza.

La victoria de Rouhani supone una apuesta por la línea aperturista abierta por los reformistas con la elección del clérigo iraní en 2013. Como principales logros de su presidencia estaban la apertura al exterior provocada por el acuerdo nuclear y una tímida recuperación económica que parece no ser suficiente para una economía como la iraní que lleva estancada más de 40 años. De hecho, son muchos los iraníes que han mostrado su descontento con la gestión económica de Rouhaní ya que, según estos, los beneficios económicos de la apertura no llegan a todos los estamentos de la población iraní. De hecho, buena parte de los candidatos conservadores centraron su campaña en la necesidad de incrementar los subsidios de la población más desfavorecida.

Aunque a nivel internacional la elección de Rouhani ha supuesto un cierto alivio, en lo que a las relaciones con los Estados Unidos se refiere, estas no van a cambiar sustancialmente. Si bien es cierto que desde la misma llegada de Barack Obama a la Casa Blanca el presidente hizo un esfuerzo para mejorar las relaciones entre Teherán y Washington, la elección de Donald Trump ha supuesto un giro radical al curso de las mismas. Más allá de las declaraciones altisonantes del presidente o de otros miembros de su administración, la visita celebrada durante este fin de semana a Arabia Saudí es toda una declaración de intenciones respecto de la política exterior de Estados Unidos.

En primer lugar hay que decir que el presidente Trump vuelve a la política de alianza con Arabia Saudí y por tanto, de aislamiento a Irán, con independencia de la línea que adopte el país persa. Así, lejos quedan los gestos de mano tendida del presidente Obama con Irán y el consecuente abandono de la alianza con Arabia Saudí. En este sentido, el presidente Trump parece estar dando las garantías de seguridad que el presidente Obama no estuvo dispuesto a dar a los aliados árabes tradicionales. Precisamente en este viaje se han reforzado los lazos con el Consejo de Cooperación (de Estados árabes) del Golfo especialmente en lo que a lucha contra el terrorismo se refiere.

En segundo lugar parece que el presidente Trump vuelve a estar interesado en Oriente Medio, incluyendo por supuesto Siria. Este cambio de posición provocará irremediablemente choques con un Irán que a pesar de haber elegido a un presidente reformista mantiene una posición en Oriente Medio muy agresiva que no convence a Washington. De hecho, la inacción del presidente Obama en lugares como Yemen, Irak o Siria fue entendida por Teherán como una invitación para incrementar su influencia en todo Oriente Medio.

En tercer lugar, a pesar de las declaraciones moderadas de Rouhani en materia doméstica, no podemos olvidar que las pruebas de misiles no han cesado en ningún momento, lo que le ha valido severas críticas de la administración Trump. Tampoco podemos olvidar que a pesar del perfil moderado de Rouhani en cuestiones domésticas, el actual presidente de Irán ha ocupado diferentes cargos relacionados con la defensa nacional como la secretaría del vicecomandante en jefe de las fuerzas armadas iraníes o la dirección del complejo militar nuclear Jatam al-Anbiá.

A modo de conclusión podemos afirmar que si bien es cierto que la re-elección del presidente Rouhani como jefe del gobierno de la República Islámica de Irán es una buena noticia para la población persa, no es menos cierto que las implicaciones para las relaciones con Washington van a ser muy escasas ya que la política del presidente Trump no va a cambiar en exceso. Así, volvemos a los tiempos de aislamiento de Irán y, por tanto, Arabia Saudí e Israel parece que vuelven a convertirse en el eje central de la política exterior de los Estados Unidos hacia Oriente Medio.

Escrito por Alberto Priego Moreno, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas. Sus principales líneas de investigación son la Diplomacia, las Transiciones Políticas y la Seguridad.

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