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Rojo, azul y gris, los colores que marcaron el Memorial Day

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De acuerdo con el calendario festivo y precedido el viernes anterior por el National Poppy Day, el próximo lunes 29 se celebrará en Estados Unidos el Memorial Day, el Día de los Caídos, una fiesta federal de origen controvertido pero que lleva ya más de medio siglo celebrándose el último lunes de mayo.

¿Por qué ese lunes? Se eligió un lunes para que los estadounidenses aprovecharan para tomarse un buen puente. Con la excepción del Labor Day, que siempre se situaba ese día de la semana, antes de 1971 las distintas conmemoraciones federales se celebraban en fechas específicas que cada año caían en diferentes días de la semana. Los puentes de tres días estaban, pues, sujetos al albur del calendario.

Todo cambió cuando, con el propósito de animar la economía del sector servicios, una ley federal que entró en vigor en 1971, la Uniform Monday Holiday Act, colocó todos los festivos nacionales en lunes para crear más fines de semana de tres días. Para comerciantes y hoteleros, que ya habían comprobado que los lunes en que se celebraba tradicionalmente el Labor Day aumentaban las ventas y se llenaban los hoteles, el traslado de los festivos al lunes fue la gallina de los huevos de oro.

Que se eligiera el último lunes de mayo fue una decisión fundamentada en que el 30 de mayo de 1868 fue la fecha elegida por el general John A. Logan, comandante nacional de la fraternidad del Gran Ejército de la República, para honrar a los caídos que sirvieron en el bando de la Unión durante la Guerra de Secesión. Logan eligió la fecha porque no era el aniversario de ninguna batalla en concreto. Por añadidura, el día serviría también para marcar el comienzo de la temporada estival.

Aunque al menos 25 ciudades afirman haber sido el lugar de origen de una festividad, originalmente llamada Decoration Day, la jornada que los estadounidenses dedicaban a decorar con flores las tumbas de los soldados que dieron su vida en la Guerra Civil, la mayoría de las referencias son simples mitos que han desvirtuado una historia reconocida durante décadas, pero que se perdió en un trampantojo de leyendas locales a finales del siglo XIX y principios del XX.

Durante 1866, el primer año de esta conmemoración en el Sur, surgió una circunstancia que hizo que la conciencia, la admiración y más tarde la imitación se extendieran rápidamente al Norte. En el cementerio local de Columbus, Misisipi, yacían un gran número de soldados confederados caídos en la batalla de Shiloh junto con algunos soldados de la Unión. Ese año, las mujeres de la Ladies Memorial Association de Columbus decoraron con flores las tumbas de los confederados y, para sorpresa de muchos, decidieron embellecer también las de los soldados unionistas, un gesto conciliador que acompañaron con el envío de cartas de pésame a las familias de sus rivales y vencedores.

La cobertura de los periódicos norteños fue muy favorable a esas primeras celebraciones en los antiguos territorios de la Confederación. Tampoco escasearon las críticas. Como resultado de unas y otras, en 1867 Francis Miles Finch, un juez, académico y poeta de Nueva York, publicó en The Atlantic Monthly el poema The Blue and the Gray, una alusión a los colores de los uniformes de unionistas y confederados, que se convirtió rápidamente en parte del canon literario estadounidense.

Casi de inmediato, el poema, todo un canto a la reconciliación nacional, circuló por todo Estados Unidos en libros, revistas y periódicos. A fines del siglo XIX, los escolares de todo el país debían memorizarlo. La amplia divulgación de los emotivos versos de Finch significó que, a finales de 1867, la festividad sureña se convirtiera en un fenómeno popular en un país recientemente reunificado.

El poema de Finch se adjuntó a la proclama delgeneral Logan que se publicó en varios periódicos en mayo de 1868 estableciendo el Memorial Day. El deseo del presidente Abraham Lincoln de que no hubiera “malicia hacia nadie” y “caridad para todos” y su política de piedad y paz que había enunciado en las poco menos de trescientas palabras del discurso de Gettysburg, se vieron representadas en las celebraciones de los participantes de ambos bandos, quienes exhibían una rama de olivo, símbolo de la paz, durante las celebraciones del Memorial Day en los primeros tres años.

Medio siglo después, otro poema fue responsable de que las ramas de olivo fueran sustituidas por las amapolas rojas que constituyen hoy el símbolo floral del Memorial Day. En la primavera de 1915, las amapolas comenzaron a florecer en la tierra devastada durante la sangrienta Segunda Batalla de Ypres de 1915, en la que se enfrentaron los ejércitos de Francia, Reino Unido, Australia y Canadá contra el Imperio alemán.

Ver a las flores de color sangre brillando contra el ceniciento y fúnebre telón de fondo de la batalla animó a que John McCrae, cirujano del ejército canadiense, escribiera el poema In Flanders Field, en el que desde los primeros versos (In Flanders fields the poppies blow / between the crosses, row on row), daba voz a los soldados que habían muerto en la batalla y yacían enterrados bajo los terrenos cubiertos de amapolas.

Ese mismo año, en noviembre, dos días antes de que se firmara el armisticio, Moina Michael, una profesora de la Universidad de Georgia, leyó el poema en Ladies’ Home Journal y escribió su propio poema, «We Shall Keep the Faith« con el que dio comienzo a una campaña encaminada a hacer de la amapola un tributo simbólico a todos los que murieron en la guerra.

Las rojas amapolas sobre un fondo azul y gris, siguen siendo cada último lunes de mayo el símbolo de recuerdo hacia los caídos estadounidenses en todas las guerras.

 

 

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