Recordar, respetar y que respeten la cultura latina es la razón de que haya un Mes de la Herencia Hispana en Estados Unidos. Lo deseable sería que no fuera necesaria la existencia de esta fiesta, porque eso significaría que la sociedad estadounidense venera por igual a todos sus ciudadanos. Mientras llega ese momento, septiembre es el mes de los hispanos.
Estados Unidos es un país de inmigrantes. Puede que esto no le guste a algunos –como por ejemplo a quien se postula como candidato del GOP a la presidencia de la nación, el (ahora) republicano Donald Trump. Pero es una realidad. Lo que en Europa denominamos crisis migratoria, fue durante décadas la experiencia de infinidad de refugiados llegados de todos los rincones del mundo al gigante norteamericano. Ellis Island, en Nueva York, se convirtió en la puerta dorada, como la denominada Emma Lazarus en su famoso soneto “The New Colossus”, por la que los antepasados de millones de estadounidenses cruzaron en busca de un futuro mejor. La vida de estos inmigrantes no fue fácil, y la mayoría de ellos fueron inicialmente rechazados por los que, tan solo unos siglos antes, habían llegado a ese Nuevo Mundo en busca de libertad. Con el paso del tiempo, los hijos de los recién llegados se convirtieron en ciudadanos de Estados Unidos, manteniendo parte de su cultura y asimilándose, en mayor o menor medida, al American mainstream.
Todavía es posible ver cómo los descendientes de los irlandeses celebran “San Patricio”, los italianos “Columbus Day”, los alemanes el “Oktoberfest”, o lo chinos su año nuevo. Muchas de estas fiestas se han americanizado, de tal forma que no solo estos grupos las celebran, sino que estadounidenses de distintos orígenes étnicos y raciales también las ven como suyas. Para conocer mejor a los latinos, el presidente Reagan instituyó de manera oficial en 1988, aunque venía celebrándose desde la época de Lyndon B. Johnson, el “National Hispanic Heritage Month”. Este mes, que va del 15 de septiembre al 15 de octubre de cada año, forma parte ya de la vida de los estadounidenses, reconociéndose durante este tiempo no solo la aportación de los hispanos a la sociedad, sino también su larga presencia en lo que hoy es el territorio de ese país. Incluso los españoles nos debemos sentir representados en este mes, pues evoca, entre otros acontecimientos históricos en los que fuimos partícipes, la fundación, en 1565, de la ciudad de San Agustín en Florida.
Exposiciones, coloquios, o representaciones teatrales muestran cada año la presencia en Estados Unidos de este heterogéneo grupo formado por más de 55 millones de habitantes –el 17,37% de la población. En estos días, muchos colegios estadounidenses recogen en sus aulas los trabajos y presentaciones que sobre los hispanos realizan sus alumnos. Existen páginas webs con materiales para trabajar en las clases ajustados a las distintas edades de los discentes. Una de estas páginas es de California, y tiene un curioso nombre: The 14th Colony. A California Missions Resource for Teachers. Otra es de la Asociación Nacional de Educación. Todas, en resumen, acercan a la comunidad latina al resto de la población al tiempo que sirven para que los latinos se sientan orgullosos de serlo. Hasta la marca Coca-Cola se ha unido a la fiesta este año con la campaña #OrgullosoDeSerlatino. La compañía de Atlanta ha personalizado sus latas con apellidos latinos: García, Santamaría, Reyes, Ortiz o Rodríguez. Hay quien ve en esta campaña publicitaria un contrataque a los exabruptos de Trump. La compañía lo niega y dice que es parte de su apoyo al Mes de la Herencia Hispana. Independientemente de Trump y los que piensan como él, los latinos están orgullosos de su herencia y septiembre es su mes.
