Hace un año el proceso judicial de Harvey Weinstein provocaba el movimiento #MeToo en Hollywood y haciéndose viral en las redes sociales. Se agrandaba la ola de la marcha de las mujeres en Washington iniciada en enero 2017. Hoy a dos semanas de las elecciones de mitad de mandato el número de mujeres candidatas ha aumentado considerablemente hasta cifras históricas. No se trata únicamente de mujeres demócratas. De los escaños y puestos en juego encontramos 33 posiciones en las que saldrá elegida una mujer, demócrata o republicana. ¿Será 2018 el año de la mujer?
Movimiento, revolución, ciclón…
La denuncia viral del acoso sexual ha movilizado a miles de mujeres en Estados Unidos. Se trata de un fenómeno que ya está traspasando fronteras en un efecto multiplicador donde no solo se denuncia y persigue a los agresores sexuales, sino a la indefensión de la mujer en otras esferas. Periódicos como el New York Times o El País dedican secciones en detalle para seguir de cerca los avances de esta movilización.
En el clima del #MeToo se han gestado importantes denuncias en los últimos meses, como el nombramiento del juez Kavanaugh al Tribunal Supremo. Una situación que ha polarizado aún más el país y movilizado nuevos sectores de la sociedad, como la academia, en un intento de evitar su ratificación por parte del Senado. Nos hallamos ante una movilización que ha dado un paso más y busca la representación parlamentaria. Es la necesidad de hacer política para cambiar las cosas.
Pero esto no comienza con la elección de Trump y la marcha de Washington. Vemos indicios en la década anterior. 1992 fue calificado como “Año de la mujer”. La explicación de esto comienza un año antes, en 1991, cuando la profesora Anita Hill denunció al juez Garence Thomas, candidato al Tribunal Supremo, por acoso sexual. A pesar de que el juez fue ratificado por el Senado para formar parte del Tribunal Supremo, el clima que generó entonces ocasionó que en las elecciones de un año más tarde se presentaran 157 mujeres en las primarias demócratas y republicanas (140 en la Cámara de Representantes y 11 en el Senado).
Visualizamos 2018 y 1992 como años claves, determinantes e incluso históricos para la mujer en la búsqueda de la representación parlamentaria.
Mujeres candidatas demócratas y republicanas
La presentación de candidatas ha aumentado considerablemente en cifras históricas. De acuerdo con el análisis del New York Times, 257 se presentan al Congreso en 2018 frente a 131 que se presentaron en 1998 y las 48 que se presentaron en 1978. El aumento es significativo y de hacer historia, hay más probabilidad que ocurra en la Cámara de Representantes, donde se presentan 208 mujeres, que en el Senado, donde compiten 22.
Aunque las Midterms de 2018 no serán determinantes en la presentación femenina porque incluso, como pronostica el NYT, la probabilidad de que bajen en representación las mujeres en el Senado es alta por el contexto de la competición en los distintos escaños. Lo que resulta determinante es la cantidad de candidatas que han iniciado su carrera política presentándose a otro tipo de elecciones más pequeñas, como en ayuntamientos, lo que podría traducirse en mayor número de candidatas en los próximos años y más concretamente en las presidenciales del 2020.
Algunas consideran que no se trata del año de las mujeres, sino del comienzo de una década que está por llegar. Así lo afirma la presidenta de Emily’s List, el Comité de Acción Política (Political Action Commitee, PAC) que ayuda a la elección de mujeres demócratas en favor del aborto. Desde esta organización consideran que la elección del presidente Trump ha servido de motivación para que se presente un número mayor de mujeres candidatas. En este sentido parece que Trump ha motivado más a las mujeres en general, que una posible presidenta Hillary.
Por otro lado, es interesante destacar que no trata de unas elecciones pioneras en cuanto a género, sino a diversidad cultural, religiosa y racial. Pues encontramos ejemplos de primeras candidatas musulmanas, transexuales o afroamericanas en sus estados. El Center for American Women and Politics analiza las candidaturas de mujeres y los escaños de mujeres en juego en las Midterms de 2018. Como podemos observar la gran mayoría de estas se presentan por el partido demócrata, con lo que no movilizará el voto femenino republicano. También es cierto que se presentan candidatas en el GOP y de forma casual 33 de las elecciones darán por elegida a una mujer.
Como conclusión, cabe destacar que las mujeres candidatas ya han abierto un camino en el liderazgo político al haber ganado unas elecciones primarias en su partido. De igual forma, la campaña en estas Midterms deja constancia de una nueva forma de hacer política con un tinte femenino. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la movilización ciudadana no tiene que estar directamente relacionada con la intención de voto y la consecuente representatividad política. Precisamente el colectivo de las mujeres es la “minoría” que menos se presenta a las urnas y que por tanto menos se moviliza. El 6 de noviembre se decidirá si 2018 es verdaderamente el año de la mujer y el inicio de la década liderazgo femenino en la política.
El próximo día 6 de noviembre, en Casa de América en el marco del V Seminario sobre Relaciones Hispano-Norteamericanas organizado por el Instituto Franklin-UAH y Casa de América, Cristina Manzano (EsGlobal.org), Áurea Moltó (Política Exterior) y María Solanas (Real Instituto Elcano) debatirán sobre «Mujer y activismo político. La influencia de la mujer en la toma de decisiones».