El 20 de enero de 2021 Kamala Harris juraba su cargo como cuadragésima novena vicepresidenta de los Estados Unidos de Norteamérica, convirtiéndose en la primera mujer en ostentar este cargo en toda la historia de este país. En 2010, Kamala Harris ya había conseguido ser la primera mujer y primera afroamericana elegida como fiscal general del Estado ganando por un margen inferior al 1 %. Pero, además, también ha sido la segunda mujer afroamericana en formar parte del Senado de los Estados Unidos (la primera fue Carol Moseley Braun en 1977 por el estado de Illinois) y la primera mujer de ascendencia asiática en formar parte de este por el estado de California en 2017. Como fiscal general del Estado gozaba de muy buena reputación, una reputación implacable contra la violencia en la calle, las drogas y el abuso sexual. Incluso, renunció a defender la llamada “PROPOSITION 8” del año 2008 que prohibía el matrimonio entre personas del mismo sexo en el estado de California, este rechazo ayudó a que se anulara esa misma ley en el año 2013.
Su primera apuesta por representar al país por el partido demócrata en la carrera presidencial en el año 2020 no tuvo éxito; sin embargo, llamó la atención del país por su fuerza y carisma y por un discurso claro, conciso, combativo y emotivo. Aunque finalmente Joe Biden consiguió ganar y la integró en su equipo, fue entonces cuando protagonizó uno de los momentos más destacados del segundo debate entre los candidatos demócratas al enfrentarse a Biden aludiendo a la relación que este había mantenido con algunos senadores segregacionistas con el fin de lograr sus objetivos políticos en el Congreso, pero la emoción fue en aumento al relatar su propia experiencia como hija de inmigrantes y su camino hacia la inclusión en las escuelas públicas, algo que manifestó ser un recuerdo doloroso de su niñez.
Kamala Harris mostró al país la necesidad de una mayor atención en la consecución de una verdadera y total igualdad de los derechos civiles con la necesaria aprobación tanto de la ley de igualdad de género, identidad de género y orientación sexual (Equality Act), como del ERA (Equal Rights Amendment), para preservar la igualdad de derechos ante la ley y contra la discriminación por cuestión de sexo o raza, esta última aún no aprobada por algunos estados. En su discurso de aceptación a la carrera hacia la Casa Blanca como futura vicepresidenta, incidió en este compromiso, alabó el triunfo de la decimonovena enmienda que determina la no discriminación por sexo en el derecho al voto, recordó su propia experiencia como hija de inmigrantes e incidió en la vital importancia de la inclusión y la igualdad en el país para luchar contra una división del todo inaceptable e hiriente y que no representa los valores que caracterizan a los Estados Unidos de América y de los que dice estar orgullosa; su lucha ha sido y es la lucha por la mujer, por las minorías y por los más desfavorecidos.
Estamos impacientes por ver lo que hará en este cargo de tanta envergadura y relevancia. Kamala Harris encarna un modelo a seguir para muchas niñas e inmigrantes, como mujer y como hija de inmigrantes, como defensora de los derechos civiles y de la justicia. Nunca este día ha tenido tanto significado como lo tiene hoy, especialmente para Kamala Harris y todo lo que representa: mujer en un día como hoy y afroamericana en su celebración del mes anterior en el país. Como ella misma dijo en su primer discurso como vicepresidenta, aunque es la primera mujer que ostenta este cargo, no será la última, y cada niña que ese día haya escuchado sus palabras con atención, habrá podido comprobar que Estados Unidos sigue siendo un país de posibilidades.
