A pesar de que los más optimistas esperaban que los republicanos y los demócratas llegaran a un acuerdo para levantar el cierre del Gobierno en unos días, los más de 800.000 funcionarios que el día 1 de octubre fueron enviados a sus casas siguen “disfrutando” de un paro obligado por falta de recursos para pagar sus sueldos.
El presidente Obama declaró el martes, ocho días después de cerrar el Gobierno, que está dispuesto a negociar y a hablar con los republicanos del Congreso “de todo” siempre que se levante el cierre y se solucione el problema de la deuda. “No estoy dispuesto a pagar un rescate para que EE.UU. pueda pagar sus deudas”, declaró el presidente.
Sin embargo, ese “de todo” no es algo que se crean en el bando republicano. Según declaró horas después el speaker de la Cámara de Representantes y líder de los republicanos en el Congreso, John Boehner, “lo que ha dicho el presidente es que o hay una rendición incondicional de nuestro partido o no hay negociación. Y esto es algo inadmisible, así no es como se gobierna”, puntualizó.
Mientras el presidente y el líder del Congreso siguen conversando con ruedas de prensa cruzadas, las consecuencias que este paro e incertidumbre económica está provocando en todo el mundo no cesan. No sólo hay millones de familias que no están recibiendo su sueldo mensual sino que la Bolsa de Nueva York se tambalea ante una posible depresión el día 17 de octubre. Como ha señalado esta semana el empresario Warren Buffett: “la suspensión de pagos es un arma demasiado horrible para ser usada”.
A esto hay que sumarle las pérdidas económicas para el país y los problemas que ya están surgiendo por el cierre de algunas agencias y centros especiales como la de salud o la de seguridad alimentaria. Según el director del Instituto Nacional de Salud en su sede de Maryland no se están recibiendo a más de 200 pacientes que participan en pruebas de investigación para crear nuevos medicamentos contra el cáncer de mama y en los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades se ha denunciado un brote de salmonella en más de 18 estados, con casi 300 personas infectadas.
Política, económica, sanitaria, social… Las crisis derivadas de la falta de acuerdo de los dos partidos mayoritarios siguen aumentando cada día hasta que las negociaciones y las cesiones de un lado u otro, se lleven a cabo. Una situación que tiene un día límite clave: el 17 de octubre, el día en el que Estados Unidos entrará en suspensión de pagos si no se aumenta el techo de la deuda.