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I want you for the U.S. Army

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Al cumplirse un siglo de la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, el póster de reclutamiento más icónico ilustra el esfuerzo de propaganda realizado por Washington.

Con el lema He Kept Us Out of War, el demócrata Woodrow Wilson fue reelegido presidente de Estados Unidos en 1916. Sin embargo, el tenso pero predecible aislacionismo americano frente al apocalipsis bélico sufrido por Europa desde hace dos años duraría bastante poco. Apenas un mes después de su segunda toma de posesión ante la puerta principal del Congreso federal, Wilson formalizaría el 6 de abril de 1916 la declaración que terminó con la inicial neutralidad de Estados Unidos frente a la Primera Guerra Mundial.

Dentro del ingente esfuerzo de propaganda y movilización asumido por Washington, destaca un póster de reclutamiento que ha terminado por convertirse en una pieza imprescindible dentro de la patriótica iconografía de Estados Unidos. La estampa muestra una inquisidora imagen del Uncle Sam vestido con los colores de la bandera nacional hasta en la chistera adornada con estrellas de cinco puntas. Enmarcado con la consigna: I want you for the U.S. Army, con su dedo índice señala a la audiencia.

Antes del desarrollo de la radio y las películas como industrias a gran escala, las ilustraciones fueron la forma principal de comunicación de masas en Estados Unidos, casi desde su génesis revolucionaria. Ahí está el influyente grabado que Paul Revere produjo sobre la llamada masacre de Boston, el enfrentamiento con tropas británicas ocurrido en la noche del 5 de marzo de 1770 y que dejó cinco civiles muertos. A las tres semanas, el orfebre y patriota Revere ya había producido su legendaria ilustración The Bloody Massacre in King-Street, considerada como una de las piezas de propaganda de guerra más efectiva en la historia de Estados Unidos.

Dentro de esta tradición que continua con la viñeta reptil de Join, or Die atribuida al mismísimo Benjamin Franklin, el estallido de la Primera Guerra Mundial produjo en Estados Unidos un esfuerzo en campañas de ilustración antes y durante la participación americana en las hostilidades. El propósito principal pero no único fue el reclutamiento para hacer posible el entrenamiento y despliegue de tres millones de soldados comprometidos por la Administración Wilson. Sin embargo, con la necesidad de implicar a toda la población en el esfuerzo bélico, también se produjeron campañas que abarcaban desde la compra de bonos de financiación hasta el racionamiento.

De todos estos pósteres, con una selección ahora expuesta en el Museo Nacional de Historia Americana de la Smithsonian, el más conocido con diferencia es el Uncle Sam creado por James Montgomery Flagg (1877-1960), un precoz artista de Nueva York que a los 14 años ya había empezado a colaborar como ilustrador del Life Magazine del editor Henry Luce. Durante la Primera Guerra Mundial, llegó a producir un total de 46 pósteres para el gobierno de Estados Unidos.

Como inspiración, Montgomery Flagg utilizó trabajos similares producidos con anterioridad en Gran Bretaña. En concreto, la pose del Uncle Sam fue obtenida de un afiche producido en Londres unos años antes. El original utilizaba un retrato Lord Kitchener, el prestigioso general convertido en secretario de Guerra, que con su dedo inquisidor también hacía un llamamiento a filas entre sus compatriotas: Britons Want You: Join Your Country’s Army.

Montgomery Flagg se pintó a sí mismo como Uncle Sam, pero imaginándose ya con una edad provecta y pelo blanco. Según ha explicado David D. Miller, especialista de la Smithsonian en historia militar, cuando el artista neoyorquino se pintó envejecido “era un hombre mucho más joven en ese momento pero con el paso del tiempo terminó por parecerse muchísimo a la imagen del póster original”. Con tanto éxito, que este I Want You volvió a ser utilizado durante la Segunda Guerra Mundial.

Todo este despliegue de propaganda y movilización durante la Gran Guerra fue canalizado en Estados Unidos a través del Comité de Información Pública (CPI), creado por el presidente Wilson una semana después de la decisión de iniciar hostilidades contra las potencias centrales. Esta entidad se dedicó a controlar el flujo de información durante la contienda, insistir en la amenaza casi existencial que Alemania representaba para Estados Unidos, organizar campañas de “publicidad pictórica” y administrar un sistema voluntario de censura entre los medios de comunicación americanos. Sus actividades domésticas fueron interrumpidas tras la firma del Armisticio el 11 de noviembre de 1918 pero su alcance internacional se extendió hasta el 30 de junio de 1919.

En el frente doméstico, el CPI fue decisivo a la hora de aparcar temporalmente el tradicional aislacionismo que caracteriza a la política de Estados Unidos. Como explica la historiadora Susan A. Brewer en su libro Why America Fights, si la mayor parte de los desafíos bélicos de Estados Unidos se venían librando con el sacrificio de soldados voluntarios, la Primera Guerra Mundial traería la imposición de un servicio militar obligatorio como la forma más eficiente para organizar un ejército nacional.

Bajo el espíritu de movilización total entre los varones de 18 a 45 años, del póster I want you for the U.S. Army se llegaron a imprimir más de cinco millones de copias. Y de esta manera se pudo satisfacer dos tercios de las necesidades de personal en uniforme que Estados Unidos tuvo durante la Gran Guerra, en contraste con su tradición de fuerzas militares exclusivamente voluntarias. Los reclutados eran 90 por ciento solteros; 70 por ciento, trabajadores no cualificados; y hasta 100.000 soldados que ni tan siquiera sabían hablar inglés. Lo cual, seguramente, no les impidió entender de sobra el póster más icónico de la Primera Guerra Mundial.

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