A lo largo de este año se está cumpliendo el ochenta aniversario de muchos de los acontecimientos más importantes de la Guerra Civil que tienen que ver con la internacionalización de la misma. Hace unos meses recreábamos en este blog la participación de los irlandeses en la batalla del Jarama (“Even the olives are bleeding”), o hace apenas unos días se cumplía el aniversario de la muerte de uno de los integrantes más peculiares del batallón norteamericano Abraham Lincoln en la batalla de Brunete, el capitán Oliver Law, comandante del batallón en el asalto al Cerro del Mosquito el 9 de julio de 1937 y que pasará a la historia por haber sido el primer afroamericano en comandar tropas blancas norteamericanas.
Se ha convertido en un lugar común calificar a la guerra civil española como la primera guerra mediática que fue seguida desde sus inicios y casi documentada día a día por fotógrafos y corresponsales de prensa internacional. Es frecuente encontrar artículos o alusiones a la participación de extranjeros en la contienda civil española que, de un modo más activo o pasivo, combatieron con sus cámaras de fotos, cine o máquinas de escribir para relatar lo que acontecía en el territorio español como instante previo a la que ya por entonces asomaba, contienda bélica a nivel global, la Segunda Guerra Mundial.
De este modo, en los calurosos días de julio de 1937, se presentaba en New York la película documental de Doris Yvens La tierra de España (Spanish Earth) con nombres tan conocidos en los créditos como Ernest Hemingway, Archibal McClein o John Dos Passos. El día 8 de julio, el presidente Franklin D. Roosevelt asistía a un pase privado de la película en la Casa Blanca. La amistad entre Eleanor Roosevelt y Martha Gellhorn había ayudado a este encuentro[i]. Días más tarde se hacen pases de la cinta en Los Ángeles (el 12 de julio se hizo una proyección en la casa de Frederic March a la que acudieron Fritz Lang, Ernst Lubitsch, Dashiell Hammett y Dorothy Parker[ii]). La intención de la filmación de esta película era muy clara; alentar al gobierno de los Estados Unidos y a las democracias occidentales a romper el embargo de venta de armas a la República impuesto por el Comité de No Intervención.
En el otoño de 1936 se había creado la Film Historians, que poco después se transformaría en la Contemporary Historians, en la cual los escritores Ernest Hemingway, John Dos Passos, Dorothy Parker, Archibald MacLeish y Lillian Hellman[iii] deseaban filmar una película sobre la guerra civil española que mostrase al mundo lo que estaba aconteciendo en territorio español. Ernest Hemingway enviado especial de la NANA (North American Newspaper Alliance) junto con otros, entre ellos Herbert L. Matthews del New York Times llegó a España en marzo de 1937 para colaborar con el director de cine Joris Yvens, comunista holandés, justo en el momento de máxima euforia por la victoria de Guadalajara[iv]. John Dos Passos llegó a España el 8 de abril de 1937[v] y, tras unas primeras semanas de colaboración, el caso de la desaparición de su amigo José Robles Pazos minaría la amistad del escritor con Hemingway y abandonaría el proyecto aunque su nombre aparecería en los créditos de la película como colaborador.
El film estaba centrado en dos lugares del frente de batalla en la primavera de 1937; por una parte la guerra urbana, la lucha en las calles de Madrid y el frente de la ciudad universitaria y, por otra, la población de Fuentidueña de Tajo, situada en el sur de la región de Madrid, que se convertiría en un microcosmos del verdadero significado de la guerra. Los campesinos de Fuentidueña de Tajo, gracias a la colectivización de la tierra, pueden construir sistemas de irrigación que les permite cultivar en ese páramo desolado de tierra española para alimentar a las tropas del frente. Un personaje, el miliciano Julián, une los dos escenarios al estar combatiendo en el frente de Madrid y ser hijo de una de las familias de campesinos de Fuentidueña. El mensaje era claro. En España, el propio pueblo lucha por su tierra y su libertad frente al opresor que intenta retornar a las viejas costumbres, los terratenientes, la pobreza y la ausencia de esa misma libertad.
El film, como ha destacado el profesor Olivar, hay que entenderlo dentro de la óptica de perpetuación de una imagen romántica de España destinada a un público ajeno a la realidad concreta del país. El mundo rural subdesarrollado combate por salir del pasado, la lucha ideológica de la libertad frente a la opresión, la escasa vida urbana, amenazada por las bombas, podían ser mejor entendidos desde esta óptica por el “otro”; el mundo libre capitalista y civilizado de los Estados Unidos de América. En un principio, la cinta en su versión norteamericana (se hizo también una versión en francés narrada por Jean Renoir) estaba narrada por Orson Welles pero, tras el visionado en la Casa Blanca, el propio director Joris Ivens consideró mejor la voz de Ernest Hemingway para la misma porque el tono de voz de Hemingway «sonaba como el de un sensible reportero que ha estado en el lugar y desea explicártelo, un sentimiento que ninguna otra persona podía transmitir«[vi].
No hubo una consecuencia directa en el cambio de política de las democracias con respecto a la República española (su cercanía al comunismo soviético hacía que Estados Unidos se mostrase reticente a la adhesión a la causa) pero sí la constatación de que España seguía fascinando por su historia, cultura, ardor guerrero y “pundonor” a los artistas e intelectuales del mundo entero. La Contemporary History elaboró un material documental que permite conocer hoy la trascendencia internacional que aquella guerra de hace ochenta años, tomó en el conjunto de los hombres y mujeres que escuchaban el doblar de campanas de una contienda bélica a nivel global en la árida tierra de España.
[i] Hochschild, A. Spain in our hearts. New York: Houghton Mifflin Harcourt, 2016: 206, 238. Print.
[ii] Crusells, M. Amores, pasiones y odios hacia The Spanish Earth (1937). Universidad Carlos III de Madrid: Instituto de Cultura y Tecnología, 2008: 441. Print.
[iii] Crusells, M. Amores, pasiones… Universidad Carlos III de Madrid: Instituto de Cultura y Tecnología, 2008: 435. Print.
[iv] Binns, N. La llamada de España. Escritores extranjeros en la Guerra Civil. España: Montesinos Ensayo, 2004: 180. Print.
[v] Preston, P. Idealistas bajo las balas. España: Debate, 2011: 87. Print.
[vi] Crusells, M. Amores, pasiones… Universidad Carlos III de Madrid: Instituto de Cultura y Tecnología, 2008: 442. Print.