El cómic latino en los Estados Unidos: más allá de los Bros Hernandez

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En 2017 los Bros Hernandez (Jaime y Beto) fueron incluidos en el Will Eisner Comic Book Hall of Fame, uniéndose a los más importantes creadores de la historia del cómic en Estados Unidos. Este reconocimiento fue fruto de más de treinta años de carrera que han convertido a estos dos autores en dos estrellas del cómic independiente de los Estados Unidos, de manera que cuando se menciona el cómic latino, automáticamente viene a la cabeza el trabajo de estos dos hermanos. Sin embargo, el cómic latino en Estados Unidos no se reduce a estos autores. Existe un panorama mucho más amplio de artistas cuyo trabajo constituye una muestra de la realidad que supone ser latino en los Estados Unidos. Este cómic latino cada vez está adquiriendo una mayor visibilidad como, por otro lado, sucede con la comunidad latina en ese país.

El origen del cómic latino se encuentra en las tiras de prensa y dos son las obras pioneras en este ámbito: Gordo de Gus Arriola (1917-2008), cuyo autor consiguió publicar a través de la agencia de prensa United Features una serie de 1941 a 1985 llegando a aparecer en su momento de mayor popularidad en 270 periódicos; y Pedrito de William de la Torre (1916-1955) que tuvo una vida más corta (entre 1948 y 1953, a causa del fallecimiento prematuro del autor) y una distribución más limitada al publicarse exclusivamente en The New Yorker y no a nivel nacional.

Si Gus Arriola ejemplifica la aculturación de la primera generación de latinos nacidos en el país de familia migrante, los hermanos Hernandez, llegados a la adultez coincidiendo con el cómic underground estadounidense en la década de 1970, representan la mirada desde la periferia. En la serie de Love & Rockets (1981–1996), Jaime y Gilbert Hernandez abordan una representación de la identidad matizada que narra la mezcla de culturas en el sur californiano, convirtiendo este cómic en uno de los más importantes del panorama del cómic alternativo en los Estados Unidos y consolidando su reconocimiento por parte del público general.

Por otro lado, Lalo Alcaraz y sus contemporáneos como Peter Ramirez representan la generación aculturada que tras conseguir llegar al mainstream de la industria busca redefinir las condiciones de la cultura, alzando la voz y cuestionando el orden establecido. Si bien la crítica abiertamente política con un enfoque latino era un tema que presentaba cierta resistencia por parte de los medios de prensa tradicionales en EE. UU., Lalo Alcaraz rompió esta barrera con su tira de prensa La Cucaracha que narra las vicisitudes de Cuco Rocha, una cucaracha antropomorfa que dialoga con el lector sobre etnicidad, racismo y crítica social en la sociedad estadounidense. Un hito en la historia del cómic latino, ya que su comienzo como tira de prensa sindicada fue avalado por 38 periódicos y actualmente se publica en más de 60.

La etnicidad es, por tanto, un tema más prevalente en el cómic latino que en el cómic latinoamericano debido a la centralidad del mestizaje en los procesos de formación de la nación en América Latina. Los cómics de autores latinos que reflexionan sobre la etnicidad en los EE. UU. (país con una grave fractura racial) no hacen sino trabajar en el campo de la cultura popular las transformaciones de dicha sociedad. La historia cultural de la comunidad latina en los EE. UU. y la crítica a la formación de la nación son el objeto de las colaboraciones de Ilan Stavans y Lalo Alcaraz en Latino US. A Cartoon History (2000) y A Most Imperfect Union (2014).

Por otro lado, el género post-apocalíptico tiene en Rocketo de Frank Espinosa (2005) un ejemplo sobresaliente, pero no podemos olvidar aquellas historias domésticas que reflejan el día a día de una comunidad que ha crecido hablando dos o más lenguas y en las que la herencia cultural se mezcla con la cultura mainstream estadounidense. Un ejemplo paradigmático es la tira de prensa Baldo de Héctor Cantú y Carlos Castellanos.

El cómic latino también se integra en la cultura estadounidense través de una de las figuras populares por excelencia: el superhéroe. Relámpago será el primero de muchos personajes que pronto empezarían a poblar el universo superheroico con un acento latino, entre ellos un conjunto de personajes creados por artistas latinos para el cómic independiente como El Gato Negro, de Richard Domínguez (1993), o El Muerto, de Javier Hernández (1997).

Este breve e incompleto recorrido nos demuestra cómo la sensibilidad de la comunidad latina en los Estados Unidos ha encontrado un excelente vehículo de expresión en el cómic, un medio que, en los últimos años, ha demostrado una enorme capacidad, precisamente para la expresión de las diferentes preocupaciones de personas y colectivos que, en ocasiones, tenían dificultad para expresar su voz.

 


Escrito por Francisco Sáez de Adana y Jorge Catalá es profesor titular de Estudios Hispánicos en Newcastle University (Reino Unido). Sus áreas de investigación son la cultura popular (en especial el cómic), las narrativas culturales y la historia cultural en España y América Latina, con especial atención a Cuba. Entre sus publicaciones destacan Vanguardia y humorismo gráfico en crisis. La Guerra Civil Española (1936-1939) y la Revolución Cubana (1959-1961) (Boydell y Brewer, 2015) y la coedición del volumen Comics and Memory in Latin America (Pittsburgh, 2017; edición espanola Cátedra, 2019).

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