En estos días calurosos de julio recordamos que hace 84 años, en la comarca situada al oeste de Madrid tuvo lugar una de las batallas más importantes de la Guerra Civil española, la batalla de Brunete. Entre el 6 y el 24 de julio de 1937 las fuerzas republicanas dirigidas por Vicente Rojo intentaron romper el cerco que el ejército del general Franco había puesto a la ciudad desde el mes de noviembre anterior. En aquel lugar comprendido entre los municipios de Brunete, Villanueva de la Cañada, Villanueva del Pardillo y Quijorna tuvieron lugar los enfrentamientos en los que participó activamente la Brigada Internacional XV en la que estaba integrado el Batallón Abraham Lincoln, compuesto en su mayor parte por norteamericanos que ya habían destacado en los combates del Jarama en el mes de febrero del mismo año. No está de más añadir que fue en esos días de julio, en la retirada que las tropas republicanas realizaron una vez rechazado por los franquistas el primer embate, cuando fallecía Gerda Taro, la célebre fotoperiodista que, junto a André Friedmann, creó a «Robert Capa». Murió el 25 de julio de 1937 en El Escorial trasladada de urgencia tras ser aplastada por un tanque republicano en la retirada de Brunete. Tenía sólo 27 años. «La pequeña rubia» como le llamaban los soldados. La chica de la Leika a la que Friemann había dicho que tenía que estar más cerca para captar mejores fotografías.
En la publicación “La Brigada Lincoln” de Pablo Durá, Carles Esquembre y Esther Salguero, editada en 2018 por Panini España aparece en una de sus viñetas la propia Taro fotografiando a un soldado afroamericano que salía del puesto de mando tras recibir la orden de dirigir el batallón Lincoln en las jornadas de Brunete. Este individuo ha pasado a la Historia como el primer comandante afroamericano de tropas norteamericanas en combate, no de forma oficial, pues el gobierno de los Estados Unidos no participaba formalmente en la guerra civil española y los miembros del batallón eran todos voluntarios. Oliver Law.
Tejano, sirvió en el ejército de los Estados Unidos como artillero durante la Primera Guerra Mundial y al llegar la desmovilización trabajó de lo pudo en Chicago. Como muchos afroamericanos en los años de la Gran Depresión se afilió al Partido Comunista estadounidense y destacó en la lucha por la mejora de las condiciones laborales. A finales de 1936, como otros muchos jóvenes norteamericanos, se ofrece como voluntario para acudir a la guerra de España. Law, que había participado en manifestaciones contra la invasión italiana de Abisinia vio en España la oportunidad que les ofrecía el país para luchar contra el fascismo internacional. Llegó en enero del 37 y el 27 de febrero entró en combate en los páramos del Jarama en la ofensiva que el ejército franquista había lanzado contra las posiciones republicanas al sur de Madrid con la intención de cortar la carretera de Valencia. Sus acciones fueron destacadas debido a su experiencia militar previa y se le ascendió a comandante de la compañía de ametralladoras. Días antes de la ofensiva de Brunete le fue encomendado el mando de la compañía entera, el batallón Lincoln, la primera vez en la historia que un afroamericano dirigía una fuerza de combate.
El 9 de julio de 1937, la Lincoln tenía órdenes de avanzar por el sector de Boadilla del Monte y tomar las alturas del Cerro Mosquito. El avance es ordenado por Oliver Law en cabeza, pero es herido mortalmente en el asalto al cerro. Su tumba sigue sin localización en las cercanías del cerro. Harry Fisher, veterano de la Lincoln que participó en la batalla, narró así su muerte en unas memorias publicadas en 1998.
“A unos diez metros delante de mí, el comandante Law seguía de pie gritando: ¡Vamos a echarles de la colina! ¡Adelante! Pero carecía de protección y estaba completamente expuesto al fuego. Las balas parecían tenerle como único objetivo. John le gritó: ¡Al suelo, al suelo! Demasiado tarde. Fue alcanzado en el estómago y se desplomó. Su enlace, Jerry Weinberg, le ayudó a retirarse: Law se arrastraba mientras Jerry tiraba de él. Cuando pasó a nuestro lado dijo: “No es grave. En pocos días estaré de vuelta”. En menos de una hora había muerto. Lo enterraron a corta distancia, detrás de nuestras líneas; en la inscripción, hecha con una sencilla tabla de madera, se podía leer: Aquí yace Oliver Law, el primer americano negro que mandó en combate a americanos blancos. Justo entonces oímos que teníamos que retirarnos a nuestra posición de partida.” (Nota Fisher, Harry. «Comrades: Tales of a Brigadista in the Spanish Civil War». UNP. 1998. p. 62)