Introducción
7279 días transcurrieron entre «Jawbreaker», la inserción de oficiales de la CIA en Afganistán a bordo de un helicóptero de fabricación soviética Mi-17 con el número simbólico de cola 91101 el 26 de septiembre de 2001, y el momento en que el general de división Christopher Donahue, comandante de la 82 División Aerotransportada, subió a bordo de un C-17 en Kabul el 30 de agosto de 2021 para convertirse en el último estadounidense en abandonar Afganistán. 7279 días.
Antecedentes – “Es Pakistán, estúpido”
Durante estos 20 años el acrónimo para describir la zona de operaciones era siempre AF-PAK, narrativa que, paradójicamente, ha desaparecido, a pesar de que es imposible hablar de este tema separando uno de otro. Se suele olvidar que tras el derrocamiento de los talibanes y la destrucción de Al Qaeda en Afganistán, la Administración Bush tenía claro el problema de fondo que podía hacer intratable Afganistán: las relaciones entre India Y Pakistán sobre Cachemira. Así impulsó y protegió el diálogo comprehensivo entre Pakistán y la India, razón última de fondo de la política de Pakistán hacia Afganistán, la guerra contra los soviéticos y la creación del Talibán. Pakistán y, en última instancia su ejército y su servicio de inteligencia, el ISI, buscaron desesperadamente, tras la derrota de la guerra de 1971 con India “profundidad estratégica” con un régimen “amigo” en Kabul y un programa nuclear, que se desarrollaría en secreto. El fracaso de los sucesivos planes salidos de todas las negociaciones y el mantenimiento de las redes talibanes desde Pakistán hacía imposible cualquier “victoria militar”. Esto llevó a las operaciones a partir de 2014 y el progresivo abandono del país con la creación de un estado viable y capaz de mantener su estabilidad y seguridad. El problema es que como en el conflicto de Vietnam (uso de la ruta Ho Chi Minh a través de Camboya), esto no podía ser posible mientras hubiera un país que saboteara continuamente estos esfuerzos y fuera el santuario de los talibanes.
Por qué, entonces, Estados Unidos se retira de Afganistán
- Cambio en las prioridades estratégicas de EE. UU. Estados Unidos comenzó a priorizar su postura estratégica hacia Asia y concretamente hacia la República Popular China a partir de la Administración Obama (Pivot to Asia), aunque ya desde el final de la Guerra Fría esta inclinación se había ido construyendo poco a poco con las Administraciones Clinton y Bush (esta última a pesar de la GWOT). Esto iba a producir un progresivo cambio en las políticas sobre todo en los conflictos abiertos como Irak y Afganistán. Esto fue continuado por la Administración Trump con la estrategia Indo-Pacífico.
- Los costes de las operaciones y la política de reducción del presupuesto de defensa en los años de la Gran Recesión a partir de 2009. El cálculo del gasto total en Afganistán desde 2001 ronda los 2,25 billones de dólares, sin contar las bajas en combate, heridos y las dificultades de reincorporación de los veteranos a la vida civil. Esto sin contar el papel de las compañías privadas de seguridad (Defense Contractors), que desde 2015 empezaron a sustituir a las fuerzas de EE. UU.
- La “retirada” comenzó con la Administración Obama tras los cambios de política en la GWOT (Global War on Terror) entre 2009-2011 de una operación contrainsurgencia y contraterrorista hacia Al Qaeda y los talibanes (Enduring Freedom) a un progresivo abandono de la contrainsurgencia y mantenimiento de la política contraterrorista y de entrenamiento a las fuerzas afganas dentro de las operaciones de OTAN Resolute Support (Freedom’s Sentinel). Esto llevó a una reducción militar progresiva que se produjo en 2014: desde los 30 000 en 2007 con un pico de 100 000 en 2014 y una caída a 10 000 en 2015.
- Estados Unidos ha mantenido una presencia reducida desde entonces: 10 000 en 2015, con una reducción hacia los 2500 ya en enero de 2021 a pesar de que los talibanes no estaban cumpliendo los acuerdos de febrero de 2020 con la Administración Trump. Para hacernos una idea son menos fuerzas que las que tiene EE. UU. desplegadas en España, que ascienden a unos 3000 efectivos en dos bases, Rota y Morón.
- Los aliados, y sobre todo los europeos de la OTAN empezaron a mostrar “fatiga de combate” (junto con problemas políticos internos ante las operaciones y las bajas) y mantenían la mayor parte de ellos una serie de limitaciones nacionales (caveats) y en las reglas de enfrentamiento diferentes a las fuerzas norteamericanas, de Gran Bretaña, Canadá o Australia. Ya desde el principio apoyaron el plan de desescalada propuesto por la Administración Obama. La OTAN asumiría el liderazgo de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) en Afganistán el 11 de agosto de 2003. Por mandato de las Naciones Unidas, el objetivo principal de la ISAF era permitir al gobierno afgano proporcionar seguridad efectiva en todo el país y desarrollar nuevas fuerzas de seguridad afganas. A partir de 2011, la responsabilidad de la seguridad se transfirió gradualmente a las fuerzas afganas y asumieron la responsabilidad total de la seguridad a fines de 2014. El 1 de enero de 2015 se lanzó una nueva misión más pequeña que no es de combate («Resolute Support») para proporcionar más capacitación, asesoramiento y asistencia a las fuerzas e instituciones de seguridad afganas.
- En la Cumbre de la OTAN de julio de 2018 en Bruselas, los Aliados y sus socios operativos se comprometieron a extender el sostenimiento financiero de las fuerzas de seguridad afganas hasta 2024. Esta financiación está actualmente congelada.
- En febrero de 2020, EE. UU. y los talibanes firmaron un acuerdo sobre la retirada de todas las fuerzas internacionales de Afganistán para mayo de 2021. En abril de 2021, tras varias rondas de consultas, los ministros de Defensa y Exteriores aliados decidieron iniciar la retirada de tropas de Afganistán el 1 de mayo de 2021 y completarla en unos meses. También decidieron seguir apoyando a Afganistán de otras formas. Así lo confirmaron los Jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN en la Cumbre de la OTAN en Bruselas el 14 de junio de 2021. La OTAN mantenía 7000 fuerzas a parte de las norteamericanas.
Como vemos, EE. UU. y los aliados occidentales ya se habían “retirado” de Afganistán hace tiempo. El problema ha sido la narrativa de retirada y derrota producida por los talibanes, pero sobre todo por nuestros propios medios de comunicación y gobiernos. Ahora veremos publicaciones hablando de un nuevo capítulo del Gran Juego en Asia, sin embargo, este lleva en marcha más de una década.