Como comentábamos en la última entrega de Diálogo Atlántico, los ciudadanos estadounidenses se prepararan para ejercer su derecho a voto el próximo 4 de noviembre en unas elecciones de poco interés en general pero claves para los próximos dos años de mandato demócrata. Aunque las elecciones del Mid-term cuentan tradicionalmente con una escasa participación electoral que raramente supera el 40%, asociaciones sin ánimo de lucro, instituciones e individuos particulares se esfuerzan en aumentar día a día el registro de votantes en un momento de gran importancia para la continuidad de las políticas sociales de Obama. Y es que en el entramado electoral hay una gran industria de non-stop que incluye desde la participación directa a través del voto, hasta las iniciativas para mejorar el sistema emprendidas desde todos los ámbitos.
Para Bryan Warner, el director de Comunicación del North Carolina Center for Voter Education, el desinterés vendría por la falta de conocimiento acerca de los candidatos. De ahí, la labor que llevan a cabo contribuyendo a que la sociedad pueda estar informada a través de su web y de su propio programa de radio en el que los candidatos responden directamente las preguntas de los vecinos. Sin embargo, la cuestión no es ya si conocen o no al candidato, sino cuánto y cómo afectarán los resultados al día a día de los estadounidenses. De acuerdo con los datos de pasadas ediciones, aquellos que huyen en esta ocasión de las urnas son los votos “irracionales”, que coinciden con los jóvenes, los afroamericanos, los hispanos y las mujeres –o lo que es lo mismo, las conocidas minorías. Por ello, distintas organizaciones no gubernamentales trabajan para que crezca el número de votantes registrados y evitar así que la balanza se incline hacia el partido republicano. Para ellos, el peor escenario conllevaría directamente la pérdida de poder de Obama en el Senado y el fracaso de sus dos grandes iniciativas, la reforma migratoria y la sanidad.
Ambas fueron factores claves para la captación del voto de las minorías, y en especial de los hispanos que ahora se preocupan por el futuro de estas leyes. Asociaciones latinas como “El Pueblo” en Raleigh, Carolina del Norte, trabajan a diario para informar a los latinos sobre el acceso al servicio de salud, a la educación superior y el registro para votar. Asimismo, entidades como The Voter Participation Center en Washington tienen como misión aumentar el número de registrados, y en este centro en particular se dirigen a las mujeres.
En definitiva, las Mid-term se anticipan como un castigo al presidente Obama, pues no solo parece que cuenta con menos apoyo electoral de base, sino que además los propios candidatos demócratas parecen distanciarse de su líder y sus políticas sociales, intentando así no perder fuerza en el Senado. Obama, pues, tiene al enemigo en casa. No sabemos aún si la fuerza demócrata resurgirá en esta mitad de mandato, o si se traducirá en el verdadero “final” anticipado del mismo. Lo que es seguro es que la verdadera pasión por la carrera tiene los ojos puestos en noviembre, pero de 2016.