A pesar de que la actualidad política norteamericana está centrada en el ataque o no a Siria y en los discursos del presidente Obama ante esta cuestión, el pasado martes los votantes registrados de la ciudad de Nueva York tenían una cita electoral para elegir en elecciones primarias a los candidatos que aspirarán al cargo de alcalde en las elecciones del próximo 5 de noviembre.
En ninguno de los dos partidos mayoritarios hubo muchas sorpresas en cuanto a los resultados, aunque la deseada llegada al 40% de los votos para evitar una segunda vuelta el 1 de octubre mantuvo en vilo a los candidatos del Partido Demócrata hasta bien entrada la madrugada del miércoles.
Bill de Blasio, actual defensor del Pueblo de Nueva York, obtuvo finalmente un ajustado 40,2% de los votos frente a su principal oponente Bill Thompson, ex controlador municipal, que consiguió un 26%. Aunque ese dato se confirmó con el 97% de los votos escrutados no se descarta que haya peticiones de recuento por dos motivos: por el ajustado logro de De Blasio (con el 92% escrutado tenía 39,9%) y por el sistema de votación empleado, volviendo a las antiguas cabinas negras que dan lugar a más fallos que el voto electrónico empleado en las presidenciales del pasado noviembre.
La victoria de Bill de Blasio manifiesta el deseo de un cambio de rumbo en la ciudad y supone un duro golpe para el alcalde Michael Bloomberg, en el cargo desde enero de 2002, del que De Blasio es uno de los mayores críticos. Durante su campaña, De Blasio ha conseguido cautivar a los hispanos, afroamericanos y caucásicos (mayoría en algunas zonas de la ciudad) con sus ideales y propuestas en defensa de la clase media, en contra de las desigualdades económicas y con la firme promesa de poner en marcha un sistema de guarderías universal o terminar con los cacheos indiscriminados de la policía.
Para Bill Thompson, que ya perdió su candidatura frente al propio Bloomberg hace 4 años, no fueron suficientes los apoyos de sectores tan importantes como los policías, los bomberos y los maestros, quienes invirtieron 2,6 millones de dólares en su campaña.
La tercera candidata demócrata que partía como favorita de todas las encuestas a principios de año cuando se lanzaron las candidaturas era Christine Quinn, actual portavoz del Concejo Municipal, quién, a pesar de mover al voto más joven, no ha cumplido con los pronósticos más tempranos.
Por su parte los republicanos tuvieron una elección más tranquila con la victoria de Joseph J. Lotha, vicealcalde de la administración Giuliani y concejal de Transporte con Bloomberg, quién consiguió más del 50% de los votos en los primeros recuentos frente al magnate de origen griego John Catsimatidis.
De Blasio o Lotha, uno de estos dos hombres será elegido alcalde de una de las diez ciudades más grandes del mundo el próximo 5 de noviembre.