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Veinte años no es nada… o sí

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La población latina de Estados Unidos constituye un 17% de la población total estadounidense. Las proyecciones indican que para el año 2060, los latinos en EE.UU. serán más de 128 millones. Junto al crecimiento vegetativo, es más que notable el ascenso económico de la comunidad hispana que, pese a las dificultades, ha comenzado a asentarse entre la clase media estadounidense.

En 1992, gracias al convenio de intercambio que existía entre la Universidad de California y mi alma mater, la Universidad de Alcalá, tuve la oportunidad de cursar el último año de carrera en la Universidad de Santa Barbara (UCSB). Sobra decir que la experiencia fue maravillosa y que mi interés por los “American Studies” no hubiera sido el mismo de no haber pasado ese año académico en Estados Unidos. A mediados del pasado mes de julio volvía a esta universidad californiana, más de 20 años después, para realizar una estancia de investigación. Junto a la preceptiva labor investigadora, pude pasear por el campus universitario y por las arterias principales del “Downtown” de Santa Barbara. Aunque la universidad había crecido considerablemente, pues numerosos edificios se han construido para albergar los más novedosos estudios, su esencia se conservaba intacta. De igual forma, la ciudad mantenía una vida cultural sobresaliente, enriquecida por nutridos grupos de turistas nacionales e internacionales que disfrutaban de la tradicional “Old Spanish Days Fiesta”.

Santa Barbara era en 1992 y sigue siendo en 2014 una de las más prósperas y ricas áreas de Estados Unidos. Su universidad, de carácter público, continúa apareciendo posicionada dentro de las 50 mejores universidades del país, que es como decir que es una de las mejores del mundo. Me pareció como si por UCSB y por la ciudad de Santa Barbara no hubieran transcurrido dos décadas y que solo por mí habían pasado las “nieves del tiempo” del tango de Gardel. Sin embargo, las cosas sí que han cambiado en términos sociológicos. No me refiero a que las líneas de autobuses ahora den su información en inglés y en español. Es de todos conocido que en un país donde la cultura del automóvil está tan extendida, los que usan los medios de transporte públicos son aquellos cuyas rentas no les alcanzan para hacerse con un coche. El verdadero cambio social se está produciendo en el ascenso paulatino de los hispanos a posiciones de clase media. Ya no escuchaba el español, como antaño, solo en las cocinas de los restaurantes. Ahora nuestra lengua puede oírse de forma natural entre los clientes de esos refectorios, en las tiendas más distinguidas de “Paseo Nuevo”, y en cualquier rincón de tan prestigioso campus universitario.

Intrigado por este hallazgo, que rompía muchos de los recuerdos de mi pasado en Santa Barbara, consulté la sabia opinión del Catedrático de Estudios Chicanos, Francisco Lomelí. Para Francisco, la realidad que acababa de contemplar era el reflejo de lo que está ocurriendo en toda California. En los años ochenta, cuando él empezó a trabajar como docente en UCSB, tan solo un 3% de la población estudiantil de esta institución era de origen latino. Hoy este grupo constituye cerca del 25% del alumnado. Por otro lado, la otrora anglosajona Santa Barbara cuenta en la actualidad con un 35% de residentes de origen latino. A comienzos de año, Jerry Brown, gobernador de California, apuntaba que durante este 2014, la comunidad latina se convertiría en el primer grupo étnico del Estado, sobrepasando a los “blancos”. Quedan multitud de aspectos que corregir para que el ascenso a la clase media de gran parte de la población latina sea mucho más apreciable. Si veinte años no es nada y tantas cosas han cambiado en la sociedad de Santa Barbara y de California, qué no nos habrán de deparar las próximas dos décadas.

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