El Instituto Cervantes en los EE.UU.: la gran oportunidad

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EL AUGE DEL ESPAÑOL EN NORTEAMÉRICA

Se ha establecido, casi ya como un lugar común, que la batalla internacional por el español se libra hoy en día en los EE.UU. Y, efectivamente, así es: frente a todas las corrientes migratorias que, desde su fundación, han ido conformando el melting pot de los EE.UU., la comunidad hispana es históricamente la primera cuya integración al país, a través del inglés como idioma de trabajo, no necesariamente ha llevado aparejada la pérdida de su idioma original. Los 55 millones de hispanos hoy en EE.UU. tienen un dominio muy diverso del español, y frente a la pérdida del idioma en algunos sectores, en otros se reafirma claramente a través de una creciente biculturalidad, cada vez más útil desde el punto de vista de las oportunidades en el mercado laboral. Lo interesante hoy, sin embargo, es que las propias autoridades educativas parecen haberse dado cuenta de la gran desventaja que supone el tradicional aislacionismo lingüístico norteamericano en el mundo global, y han comenzado a potenciar el estudio de lenguas extranjeras desde los primeros grados de la enseñanza básica. El español es la lengua más demandada en todos los tramos educativos y es visto no solo ya como la segunda lengua de comunicación internacional, sino también como una gran baza dentro de los propios EE.UU., donde hay amplias áreas geográficas en las que ya se ha impuesto un bilingüismo funcional: Florida, varios estados del sur y muy especialmente California, en donde, según el último censo, los hispanos han superado por primera vez a la población blanca (o caucásica).

Son hispanos ya en los EE.UU. uno de cada seis residentes (no necesariamente ciudadanos), uno de cada cinco estudiantes de los colegios públicos, y uno de cada cuatro recién nacidos. Lo que significa que la tendencia generacional es decididamente ascendente y así lo atestiguan algunos estudios, para los que pasaremos del actual 16% de población hispana (55 millones) a más del 30% (136 millones) en 2044, año en el que la población blanca dejará también, por cierto, de ser mayoritaria en el país. Para entonces, los EE.UU. serán probablemente la primera nación hispanohablante del mundo, por delante de México.

ENTENDER LO HISPANO EN EL MUNDO

Si el 90% de los hablantes de español hoy en el mundo no son españoles, resulta obvio que nuestra lengua no puede considerarse “propiedad” de España, sino de más de una veintena de países. En este sentido, el Instituto Cervantes comprendió muy pronto este hecho y orientó consecuentemente tanto su política cultural (más de la mitad de los actos organizados en el mundo están relacionados con las culturas de los países hispanoamericanos) como su política académica (se enseña una variante culta del español común a todos los países hispanos y sus profesores de español pertenecen a los más variados registros de la lengua).

A lo largo de sus 25 años de existencia, el Instituto Cervantes ha conformado una envidiable y prestigiosa red internacional con presencia en 90 ciudades de 43 países. Y su principal logro es haberse constituido en la mayor institución de difusión de la cultura en español: los países hispanohablantes ven en los centros del Cervantes una plataforma neutral, ajena a cualquier reminiscencia colonialista, a través de la cual difunden también sus culturas. Y ello reporta también un beneficio innegable a España: al modo de la Commonwealth británica o de la Francophonie francesa, el Cervantes ha sido capaz de articular una primera red geoestratégica de países hispanohablantes con el interés común de la promoción de una lengua y un patrimonio cultural comunes. Es la “cultura en español” o, como la llamaba Carlos Fuentes, el territorio de La Mancha, convertido ahora en una red eficaz de promoción de los intereses de nuestra lengua.

Una lengua de 550 millones de hablantes y una cultura común de más de 22 países reflejan unos evidentes intereses del Estado: España es una potencia media en lo económico, pero una potencia de primer orden en lo cultural. Y por ello, como gran potencia cultural, debemos entender que los intereses de los hispanos en el mundo son también nuestros intereses.

Desde hace dos años, el Cervantes ha comenzado también una intensa coordinación de todos los centros en EE.UU, desde su base en Nueva York, que busca crear sinergias, compartir programas, exportar experiencias y, trabajar, en fin, de un modo más eficaz en todo el territorio.

Las oportunidades para el desarrollo del español en los EE.UU. son, pues enormes, pero es necesaria una mayor inversión pública y privada que permita cerrar acuerdos para la apertura de centros en otras ciudades clave como Washington, Miami, Los Ángeles, San Francisco y Dallas.  Es, sin duda, una oportunidad que no podemos dejar escapar.

Escrito por Ignacio Olmos, director del Instituto Cervantes de Nueva York y coordinador general para Norteamérica.

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