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Los demócratas buscan su líder

Kamala Harris

Comenzando el 2019 ya contamos con ocho candidatos que se han postulado para presentarse a las primarias demócratas el próximo año. Aún es muy pronto para pronosticar quién será el candidato demócrata a las presidenciales 2020, pues en año y medio la lista de precandidatos en el partido azul podría extenderse tanto como para recordar al escenario de las pasadas primarias republicanas en 2016. En este momento, el cartel demócrata se muestra a priori en un moderado centro político, pero ¿es posible la aparición de un populista de izquierdas? ¿Se está transformando el partido del asno en el abanderado de minorías, ahora cada vez más representadas?

 

Analizando una lista inicial de precandidatos

En la actual lista encontramos una representatividad de género paritaria de cuatro mujeres y cuatro hombres, de los cuales hay un hispano (el exalcalde de San Antonio Julián Castro), una nativa-americana (la senadora por California Kamala Harris) y un asiático (Andrew Yang). Además, entra también un nuevo factor: la juventud. Dos de los precandidatos, la congresista Tulsi Gabbard y el alcalde de South Bend Pette Buttieg, tienen 37 años, posicionando a Elizabeth Warren (69) como la candidata más madura. La juventud podría ser una de las características que podría dar perfil al futuro nuevo presidente de los Estados Unidos. Algo muy distinto de las pasadas primarias demócratas disputadas entre dos septuagenarios, Bernie Sanders y Hillary Clinton. Tampoco es descartable que alguno de estos personajes, o los dos, aparezcan de nuevo en escena en cualquier momento.

Existe la presunción popular de que aquel que se presenta muy pronto en el tiempo tiene menos posibilidades de salir elegido, bien porque es poco conocido o bien porque se quema el personaje durante la carrera hasta las urnas. Por este motivo, muchos auguran un corto futuro a algunos de los precandidatos que apenas inician su carrera política. Sin embargo, es precisamente la novedad lo que podría devolver la ilusión y movilizar a las bases demócratas. Así se ve por ejemplo a Julián Castro, quien podría ser el primer presidente hispano del país y según sus propias palabras: “La nación está lista para una nueva generación de liderazgo”.

Los hermanos Castro cuentan con una amplia trayectoria política en Texas, y conexiones con España. En concreto Joaquín es el representante del Caucus hispano en el congreso, además de representante de Texas en la Cámara Baja. Recientemente ha sido nombrado presidente honorífico del US-Spain Council –institución hermana de la Fundación Consejo España-EE.UU.

Una alternativa demócrata realista

Entre los candidatos que aún no se han postulado oficialmente suena el nombre de Betto O’Rourke. A pesar de su decepcionante derrota en las pasadas Midterms como Senador de Texas, cuenta con un discurso ilusionante que podría llegar a un público extenso. Su recorrido político abarcaría las minorías hispanas, pero sobre todo los millenials- el grupo del electorado que más preocupa a la clase política. El Partido Demócrata necesita un candidato joven o cercano a los millenials, ya que estos suponen el 35% de sus votantes. Un ejemplo de ello es la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, mujer joven latina y que habla en el mismo lenguaje cercano y a través de las redes sociales- un medio que aunque todos los políticos lo utilizan, no necesariamente se hace de manera fluida y cómoda. Aunque muchos quieran, ella no puede presentarse por su corta edad. Quizá sea por la falta de un candidato como Ocasio-Cortez por lo que los jóvenes siguen prefiriendo a candidatos como Bernie Sanders o Joe Biden.

Por otro lado, los analistas políticos tradicionales consideran positivo la entrada pronta en campaña pues esto favorece a la recaudación de fondos. Esto es innegable. De igual forma los candidatos activos nunca dejan de recaudar. Así ocurre por ejemplo con el presidente Trump, quien lleva recaudados más de 100 millones de euros para su reelección.

La gran variedad de candidatos podría desorientar el voto y quemar al futuro candidato demócrata a la presidencia. Howard Schultz, exalto directivo de Starbucks, anunciaba recientemente su posible precandidatura como independiente. Resulta un caso interesante ya que muchos ciudadanos le han pedido que no lo haga vía Twitter, pues esto dividiría el voto.

A woman for President

Como mencionaba en un post anterior (“El movimiento #Metoo ante las urnas”), las Midterms de 2018 contaron con una cifra histórica de mujeres candidatas. Esta mal considerada minoría, las mujeres, está dando ejemplo de diversidad y nuevas formas de hacer política. Y para ello, eligen en su mayoría el partido demócrata. Es por tanto comprensible contemplar la posibilidad de que el candidato sea candidata, como ocurrió en su día con Hillary Clinton.

Sin embargo, candidatas con modelos similares a Clinton no llegaría a alcanzar un electorado millenial como se espera. Liz Warren tiene experiencia, es una líder moderada, pero no llega a este público. De acuerdo con una encuesta de Politico.com del pasado septiembre 2018, solo el 4% de los jóvenes apoyaría una candidatura de Warren. Tampoco llegaría una de las grandes promesas femeninas: Kamala Harris. En su corta andadura, Harris ya ha recaudado 15 millones de dólares para convencer a sus votantes. Sus propuestas en Twitter, además, casan muy bien con el ideario demócrata más actual próximo a los votantes de Sanders, y sin perder el objetivo de desbancar a Trump.

Todavía estamos en enero de 2019 y solo hay 8 precandidaturas de las posibles 30. No hay duda de que opciones de liderazgo tendrán los demócratas.

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