Sabrina es el título del segundo cómic o novela gráfica, como se prefiera, de Nick Drnaso, autor que con su primera obra Beverly había hecho uno de los debuts recientes más impactantes en el campo del cómic, obteniendo en el año 2017 el premio a la mejor novela gráfica otorgada por el periódico Los Angeles Times. Con Sabrina, sin embargo, Drnaso ha crecido en popularidad, por el hecho de que se trate del primer cómic nominado al prestigioso Premio Man Booker de literatura. El debate sobre si la nominación de un cómic a un premio literario tiene sentido daría para un artículo en sí mismo, pero Sabrina tiene otros muchos puntos de interés que merecen la pena tratar sin detenerse en lo anecdótico de los premios.
Para empezar el título y la portada del cómic, ya tienen un gran interés en sí mismo. El nombre de un personaje femenino y su presencia central en portada, hace pensar que estamos ante una obra que se centrará en la vida, o al menos en parte de ella, del personaje femenino que da título a la historia. Sin embargo, Sabrina no es una historia de presencia, sino de ausencia. Como si de un discípulo de Hitchcock se tratara, Drnaso, como sucede en Psicosis (Psycho, 1960), hace desaparecer a su protagonista al principio de la historia, concretamente en la página 10 de un relato de 200 páginas, convirtiendo su desaparición en un mcguffin que hubiera hecho las delicias del mago del suspense.
La ausencia de Sabrina y sus consecuencias en el resto de los personajes de la obra, especialmente en su hermana Sandra y en su novio Teddy, es el principal elemento que Drnaso utiliza para mostrar el vacío en que los Estados Unidos están sumidos en el siglo XXI y que viene creado por otra ausencia importante, la de la Torres Gemelas. No es casual que Drnaso utilice una doble página para narrar la conmemoración del aniversario de la caída de las torres, ni que al principio de esa doble página dibuje dos viñetas, donde se muestra el vacío dejado por las torres, un vacío similar al que la desaparición de Sabrina deja en los personajes protagonistas de esta obra.
Porque si un efecto ha dejado el trauma pos 11S en la sociedad estadounidense es el de ser una sociedad marcada por el vacío. En Sabrina, este vacío se puede ver incluso en los personajes que solo se ven afectados indirectamente por la desaparición de Sabrina como Calvin, el viejo amigo de Teddy con quien este se va a vivir para superar la perdida, un personaje cuya vida gira en torno a una ausencia, la de su exmujer y su hija, que se han ido a vivir a otro estado. Calvin, desde el principio de la historia, se plantea mudarse con el fin de construir una nueva relación con esa familia rota, relación que es incapaz de concretar por la incapacidad de establecer una comunicación saludable con ellas porque todas las conversaciones telefónicas están llenas de vacío en forma de silencios incómodos.
Y es que el tema de la comunicación es otro de los grandes temas de esta obra. Las relaciones humanas en los tiempos de una sociedad hiperconectada donde existe una presencia constante de los medios y las redes sociales, se caracterizan por la dificultad de comunicarnos y por la indefinición de muchas de nuestras relaciones que nos llevan a un sentimiento de soledad acusada. Calvin trabaja en una aislada base militar, donde tiene la capacidad de supervisar acontecimientos que están sucediendo en todo el mundo, pero es incapaz de establecer ningún vínculo emocional y de comunicación con sus compañeros y mucho menos con su exmujer y su hija.
Obviamente, si la comunicación es un tema fundamental de la obra, la presencia central de las fake news en nuestra sociedad es otro tema relevante en la obra de Drnaso. La libertad que, en principio, debería suponer la explosión de comunicación que nos ha permitido la red nos ha llevado a un mundo en que las redes sociales y la sociedad de la información se han convertido en un basurero, donde hay que remover durante mucho tiempo para encontrar algo que valga la pena. En esta obra, la desaparición de Sabrina tiene como consecuencia un bombardeo constante de noticias falsas, teorías de la conspiración y diferentes especulaciones que no tienen, en ningún momento, ninguna consideración con el dolor de aquellos que sufren la perdida. La forma en que los medios y, posteriormente, las redes vienen tratando todos los acontecimientos que se han sucedido desde la caída de las torres (y que tiene su origen, probablemente, en el tratamiento informativo que se dio en su momento a la Guerra del Golfo) planea en la reflexión que Drnaso realiza sobre la reacción de estos medios ante la desaparición de Sabrina.
Con todos estos temas sobre la mesa, algunos críticos han comentado que la nominación de Sabrina al Man Booker se debe a que estamos ante la gran novela americana del siglo XXI, ya que se trata una disección de los principales problemas que afronta la sociedad estadounidense en las últimas décadas. Pero no debemos olvidarnos que todas estas cuestiones las desarrolla Drnaso a través de una obra gráfica. El estilo del autor, minimalista, sin ninguna concesión a la espectacularidad y con una estructura narrativa alejada de lo clásico, refuerza este sentimiento de vacío e indefensión el que nos encontramos ante este bombardeo hipermediático. Las viñetas casi sin fondo en torno a un personaje, las conversaciones donde se acentúa la distancia o algunas imágenes de escenarios prácticamente vacíos son fundamentales para incrementar la sensación de desasosiego que transmite la obra.
Sabrina, por tanto, demuestra que Nick Drnaso, es una de las figuras fundamentales en la narrativa moderna, sea esta gráfica o no, a la hora de realizar un análisis, a través de la ficción, de los problemas fundamentales de la sociedad contemporánea. Gracias a su habilidad para aprovechar todos los elementos narrativos que permite el cómic, para construir, de forma gráfica, unos personajes y unas situaciones que, aunque marcados por la tragedia del destino de Sabrina, nos resultan dolorosamente cercanos porque no dejan de ser una radiografía de los tiempos que vivimos.