El continente americano ha sido, tradicionalmente, el destino preferido de los emigrantes españoles. Entre finales del siglo XIX y la primera mitad del XX, el fenómeno migratorio fue motivado tanto por las duras condiciones de vida en amplias zonas del país, como por una construcción predominante en el imaginario colectivo: América como esperanza de prosperidad.
La gran mayoría de los emigrantes se expandieron desde el sur del Río Bravo hasta Tierra del Fuego, sin embargo, una pequeña fracción en la que destacan asturianos, gallegos, leoneses y vascos, probó suerte en los Estados Unidos. Las historias van desde los cortadores de azúcar en Hawái, hasta los pastores de Idaho, los obreros del tabaco en Tampa o los del zinc en los Apalaches.
Un caso llamativo es el de Nueva York, popularizado por la novela Las hijas del capitán (2018) de María Dueñas. Esta migración, iniciada a finales del XIX por marinos mercantes, fue documentada por el escritor Artur Balder. El alicantino relata, en el documental homónimo, la historia del antiguo barrio Little Spain en Manhattan. Los hechos incluyen los conflictos entre franquistas y republicanos tras la Guerra Civil, el desarrollo empresarial de los 50 y 60, la decadencia de los 70 debido a las mafias de la droga o la de los 90 debido a los impagables inmuebles. Ya en el siglo XXI, la comunidad española neoyorquina experimenta un nuevo florecer gracias a la ola migratoria producida por la crisis y al trabajo de asociaciones como el Centro Español y la Spanish Benevolent Society of New York.
El escaso volumen de la comunidad española, así como su asimilación al país, la convierte en una de las grandes desconocidas del pujante mundo hispano. El deseo de visibilizar esta historia olvidada por los investigadores llevó a James Fernández y Luis Argeo a publicar Inmigrantes invisibles. Españoles en los Estados Unidos: 1868-1945 (2015), colección de documentos, sobre todo fotos, recolectados a lo largo de España y, principalmente, de diversas regiones de los Estados Unidos.
El siglo XXI se muestra como un contexto propicio para la visibilización, recuperación y reivindicación del legado español en Estados Unidos, ahora bien, la empresa requiere de más esfuerzos e iniciativas ya que las opciones, para los investigadores interesados, parecen casi infinitas.
Escrito por Joaquín Saravia (@YosoyJoaquinSG), doctorando en Estudios Norteamericanos del Instituto Franklin-UAH y beneficiario de la ayuda “Zenobia Camprubí” para el proyecto Estudios sobre españoles en los Estados Unidos 1880-1940 en colaboración con el Centre d’Estudis Demogràfics en la Universidad Autónoma de Barcelona aprobado dentro del VIII plan de investigación Innova USA 2018-2020 del Instituto Franklin-UAH.