El vicepresidente Mike Pence y la senadora demócrata Kamala Harris se enfrentarán el miércoles 7 de octubre en la Universidad de Utah en su primer y único cara a cara. Y pocas veces un debate entre candidatos a la vicepresidencia había recibido tanta atención en Estados Unidos. La cita se ha convertido en uno de los momentos más importantes y esperados de esta campaña electoral. Por una cuestión de salud.
Los ojos están puestos en Pence desde que la semana pasada el presidente Donald Trump fuera ingresado en el hospital Walter Reed durante 72 horas, después de confirmar que tenía coronavirus. Trump se recupera ahora en la Casa Blanca, mientras Pence lidera la agenda electoral durante su ausencia. Aunque el presidente continúa al mando, el papel del vicepresidente ha cobrado un mayor protagonismo en los últimos días, en los que se ha cuestionado el estado de salud de Trump y la gestión de la pandemia por parte de su administración, así como sus medidas internas. La Casa Blanca ha sufrido el impacto directo del virus, con un brote que afecta ya a una treintena de personas del entorno del presidente Trump en Washington. Se les acusa de irresponsabilidad por celebrar eventos masivos con frecuencia y con poca distancia de seguridad o sin mascarillas.
Mike Pence, que acudió a muchos de estos polémicos actos, se está sometiendo a pruebas de coronavirus diarias y todos los resultados han sido negativos hasta el momento. Para minimizar el riesgo, la Comisión de Debates Presidenciales ha anunciado cambios en este cara a cara.
Veremos a Pence y Harris separados por un panel de metacrilato y a casi cuatro metros de distancia. Las mascarillas serán obligatorias entre los miembros de la audiencia y todo ello estará supervisado por la Clínica Cleveland, que está ayudando a implementar los protocolos de salud y seguridad en los debates durante la pandemia.
Veremos al vicepresidente de Estados Unidos, que está al frente del grupo de trabajo del coronavirus del gobierno, defender la gestión de su administración tras una barrera de plexiglás, algo que no habíamos presenciado antes en la historia política estadounidense. Su campaña ha protestado contra la medida, que consideran innecesaria.
También veremos a la senadora de California, Kamala Harris, en su primer debate nacional en una campaña presidencial, después de que participara en las primarias demócratas de las que se retiró derrotada en diciembre de 2019. La selección de Harris, que ha hecho historia como la primera mujer afroamericana en aspirar a la vicepresidencia de Estados Unidos, tiene un mayor peso que otros años. El candidato presidencial demócrata, Joe Biden, tiene 77 años y, de ganar las elecciones, se convertiría en el presidente más viejo de la historia en el momento de su toma de posesión. Tendría 78 años en enero de 2021. Eso ha puesto el foco en su estado de salud desde el principio, además de situar a la senadora de 55 años como potencial relevo de Biden y futuro del Partido Demócrata.
Ahora ambos llegan a su primer cara a cara tras semanas de intensa preparación. Aunque en la mayoría de encuestas Biden tiene una importante ventaja sobre el presidente Trump, los sondeos están muy ajustados en algunos estados importantes como Florida, Arizona o Pensilvania. A un mes de las elecciones, cada voto cuenta.
De ahí que este debate entre los candidatos a la vicepresidencia vaya a contar con una mayor atención. Y se espera una audiencia millonaria. Tras el intenso primer cara a cara entre Trump y Biden, que resultó plagado de ataques personales, interrupciones e insultos, los votantes esperan ahora de Mike Pence y Kamala Harris que entren en profundidad en sus propuestas. 2020 es un año complejo con mucha incertidumbre, tras una pandemia que ha golpeado duramente a Estados Unidos, dejando más de 200 000 muertos, fuertes turbulencias económicas y protestas raciales en decenas de ciudades del país. La agenda de los candidatos para los próximos cuatro años en la Casa Blanca definirá el futuro de Estados Unidos.
En tiempos de polarización política extrema como los que se viven aquí, la forma ha arrasado con el contenido de la campaña y no siempre pueden o quieren entrar de lleno en temas importantes como el futuro de la reforma sanitaria o el relevo en el Tribunal Supremo tras la muerte de la juez Ruth Bader Ginsburg. De este debate entre Pence y Harris se espera profundidad. Y ambos, con décadas de trayectoria política, se han estado preparando para ello. El ex gobernador de Wisconsin, Scott Walker, ha estado ayudando al vicepresidente, mientras que el alcalde de South Bend (Indiana), Pete Buttigieg, ha jugado el papel de Pence en las jornadas de preparación para el debate junto a la senadora.
No será un cara a cara fácil. Pence, conocido por su tono calmado y su amplia experiencia en debates donde hay mucho en juego, ha acusado a Harris de ser miembro de “la izquierda radical” y se espera que retome ese argumento este miércoles. Por su parte la ex fiscal general de California, conocida por sus golpes directos y argumentados en las audiencias del Senado, se centrará en duras críticas a la gestión de la pandemia y la falta de acceso a la cobertura sanitaria de los estadounidenses.
Durante décadas se ha dicho en Estados Unidos que los debates entre los candidatos a la vicepresidencia suelen tener poco impacto en las campañas electorales. Y uno de los eternos interrogantes es si los compañeros de fórmula presidencial pueden llegar a tener un impacto real en los resultados. Esta vez quizás cambien las cosas. Millones de estadounidenses están votando ya en decenas de estados, en un año en el que se espera que haya una mayor cantidad de voto anticipado debido a la pandemia de este 2020, en el que la participación será clave para decidir quién será el presidente de Estados Unidos durante los próximos cuatro años. Y millones de ojos estarán puestos en este primer cara a cara entre Kamala Harris y Mike Pence.