Entramos en el mes de noviembre y se acerca la fecha marcada con especial cariño por prácticamente todas las familias estadounidenses en su calendario familiar. Es un día al año en el que podemos considerar que prácticamente el país paraliza su actividad para reunir entorno a la mesa a los miembros de la familia que seguramente se encuentran diseminados a lo largo y ancho del mismo el resto del año. Un símil para poder entender lo que supone esta celebración en el lado europeo sería pensar en lo que significa la Nochebuena para nosotros.
Esta festividad tiene su origen en la época colonial norteamericana en el año 1621. Ese es el año en el que el imaginario estadounidense data el First Thanksgiving Day, o el Primer Día de Acción de Gracias. La plantación de Plymouth (actual estado de Massachussets) celebró la primera buena cosecha obtenida tras un primer año de enormes penurias después de la llegada de los primeros peregrinos a bordo del Mayflower en 1620. El presidente George Washington dotará de mayor notoriedad a la celebración en 1789 cuando proclame “Now therefore I do recommend and assign Thursday the 26th of November next to be devoted by the People of these States to the service of that great and glorious Being, who is the beneficient Author of all the good that was, that is, or that will be. That we may then all unite in rendering unto him our sincere and humble thanks, for this kind care and protection of the People of this Country previous to their becoming a Nation […]”.
En 1863, en medio de la Guerra Civil, el presidente Abraham Lincoln deja patente la necesidad de crear una festividad de carácter oficial federal el último jueves del mes de noviembre: “[…] I do therefore invite my fellow citizens in every part of the United States, and also those who are at sea and those who are sojourning in foreign lands, to set apart and observe the last Thursday of November next, as a day of Thanksgiving and Praise to our beneficent Father who dwelleth in the Heavens […]”.
Pero sin duda alguna, hoy en día el gran protagonista de la celebración es el pavo. Y ese protagonismo estelar es de reciente adquisición. El pavo toma importancia en la celebración a partir de 1947 cuando la Federación Nacional del Pavo (NFT, The National Turkey Federation) instaura la National Thanksgiving Turkey Presentation en la Casa Blanca, lo cual dota de mucha relevancia al acto, y sobre todo al animal, ya que es el presidente de Estados Unidos en persona quien recibe su pavo en fechas cercanas al Día de Acción de Gracias delante de las cámaras y los flashes ante todo el país. El primer presidente en iniciar esta tradición es el presidente Harry Truman. En el año 1989, el presidente George H. W. Bush establecerá una nueva tradición permanente entorno al pavo, que trata del “perdón presidencial”, lo que evita que el pavo ofrecido al presidente termine sus días en el horno de la cocina de la Casa Blanca. En la actualidad, no hay duda que el pavo ha adquirido un lugar destacado en las mesas de las familias estadounidenses, y ha instaurado otras tradiciones familiares como las de ir a comprarlo, cocinarlo, mientras se disfruta con los tradicionales partidos de fútbol americano del Día de Acción de Gracias, y por supuesto degustarlo al calor del hogar familiar. Hay dos equipos que tradicionalmente juegan sus partidos en este día tan señalado; por un lado, los Detroit Lions que lo hacen desde 1934 y por otro lado, los Dallas Cowboys desde 1966. Esta es una fecha especial también para mí y es un verdadero honor recibir la invitación de amistades que lo consideran a uno parte de su familia para sentarse a su mesa y disfrutar de tan entrañable momento.
Escritor por Igor Tolosa, profesor de Historia de Estados Unidos en Collinswood Language Academy (Charlotte, NC).