El pasado sábado, uno de los diarios más prestigiosos de Estados Unidos, The New York Times, publicó un artículo en el que analizaba cuáles son los nueve Estados clave que, según las últimas investigaciones y la situación actual del país, van a definir las elecciones del 6 de noviembre.
En esta ocasión los Estados por los que demócratas y republicanos lucharán hasta el final son Colorado, Florida, Iowa, Nevada, New Hampshire, Ohio, Pennsylvania, Virginia y Wisconsin. Lugares que, por su transformación política y económica (aunque votaron a favor del presidente Obama en las elecciones de 2008), son menos predecibles para las próximas elecciones.
Los nueve se están recuperando de la recesión económica poco a poco y tienen unas tasas de desempleo por debajo de la media nacional. Sin embargo, en las últimas elecciones legislativas, siete de ellos eligieron gobernadores republicanos y aumentaron sus representantes del GOP en el Congreso y Senado. Datos que el partido demócrata no puede obviar aunque las encuestas le sigan dando una ligera ventaja en la mayoría de ellos.
Sin embargo, las encuestas no son los únicos datos disponibles para predecir lo que pueda pasar en seis meses. Por un lado está el número de votantes registrados. Hasta el momento, en casi todos los Estados, el número de registrados demócratas es superior a los republicanos, pero la brecha entre ambos se ha reducido considerablemente. Por ejemplo, en Nevada, de un diferencial de unos 100.000 registrados se ha pasado a 35.000, y datos similares se observan en Florida y Pennsylvania. Incluso en Colorado los republicanos han aumentado su ventaja sobre los demócratas.
Por otro están los datos demográficos y cambios en la población. El aumento de la proporción de blancos de clase trabajadora en Ohio, supone una ventaja para los republicanos. Al igual que la posibilidad de votar a los residentes mayores y blancos en New Hampshire, Colorado, Pennsylvania y Wisconsin. Sin embargo, el crecimiento de las minorías en Florida, Virginia y Nevada, el de los graduados universitarios blancos en Colorado o Wisconsin y el aumento de la población de 18 a 29 años en Florida, Nevada, Iowa y Colorado, le otorgan más esperanzas a los demócratas.
Un panorama que, con predicciones o sin ellas, sigue quedando incierto para Mitt Romney y Barack Obama en estos lugares. Por esto no es casualidad que Obama diera sus primeros mítines de campaña en Ohio y Virginia, o que Romney diera en New Hampshire el día 24 de abril su discurso tras vencer en cinco Estados durante las primarias.
Los nueve tienen el poder de definir la elección presidencial y, probablemente, serán los lugares dónde más actividad electoral veamos en los próximos meses.