El voto latino: entre las encuestas y lo que está en juego

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El pasado 18 de septiembre, la candidata demócrata Kamala Harris dio un discurso al Caucus Hispano del Congreso, en el que advirtió que una presidencia bajo el tres veces candidato presidencial republicano Donald Trump supondría deportaciones masivas y separación de familias —como las que vivieron muchas de ellas bajo su administración. Entre tanto, en una publicación en su cuenta Truth Social, Trump acusa a Harris de querer matar “la herencia hispana” sin ofrecer mayor contexto.

Conforme EE.UU. entra a la recta final de las presidenciales, ambos candidatos buscan perfilarse dentro de un bloque de votantes tan importante como el latino y sus cerca de 36 millones de personas aptas para sufragar, todo esto dentro del marco del Mes de la Herencia Hispana. Como lo señala el medio de comunicación Axios, el voto latino será determinante para ambos aspirantes en estados “pendulares” —es decir, aquellos que pueden decantarse por cualquier partido político— como Nevada y Arizona.

Es un hecho que los latinos representan una enorme fuerza socioeconómica en EE.UU. A comienzos de este año, un informe del Latino Donor Collaborative encontró que este grupo aporta casi el 80% del crecimiento de la fuerza laboral en el país. A su vez, el reporte señaló que en 2021 los hispanos alcanzaron 3,4 mil millones de dólares en su poder adquisitivo, es decir, una economía más grande que la francesa. El poder hispano es tal que logró mantener a flote la economía estadounidense durante la peor etapa de la Covid-19, a pesar de sufrir pobres condiciones laborales y bajos salarios, como lo reveló un documento del Comité Unido Económico del Senado.

No en vano, los temas más importantes para los hispanos tienen que ver con la economía —entre ellos, el costo de la vivienda, plazas de trabajo y la inflación—, seguido de la salud, seguridad e inmigración y seguridad fronteriza. Ya es de conocimiento público que los hispanos no son un monolito y votan por el candidato que mejor propuestas tenga para sus temas más acuciantes. Hasta el momento, y luego del giro de 180 grados que dio la campaña demócrata al seleccionar a Harris como presidenciable, la actual vicepresidenta comienza a ganar terreno dentro del votante hispano: de acuerdo con un reporte de la firma Equis Research en agosto, un 55% de estos votantes residentes en estados pendulares votaría por Kamala Harris en comparación con un 37% que se inclina a favor de Trump.

Una moneda al aire

Si bien las encuestas en la actualidad favorecen a Harris, la realidad es que muchas de ellas solamente reflejan las tendencias del momento, puesto que cualquier acontecimiento puede inclinar la balanza en cualquier dirección. Dejando de lado las preferencias del votante hispano, la contienda es una moneda al aire si se tienen en cuenta los márgenes de error en cada uno de los sondeos. Un promedio del sitio web RealClearPolitics, al finalizar la redacción de este artículo, le otorga a Harris una mínima ventaja de 0.1 puntos porcentuales en estados pendulares, y un promedio del votante nacional de 2.1 (cabe recordar que el candidato no gana por voto popular sino por el número de representantes políticos del Colegio Electoral por estado).

No obstante, el cubrimiento excesivo de lo que arrojan las encuestas y plataformas de predicciones como Polymarket ha recibido fuertes críticas por académicos como Jay Rosen, profesor de Comunicaciones de la Universidad de Nueva York, y por periodistas como Aaron Rupar. Aunque las encuestas son importantes para medir el pulso del votante, parece ser que lo único que prima a la hora de analizar o predecir quién será el ganador en noviembre. Es decir, en palabras de Rosen, se habla mucho de la montaña rusa de las encuestas y no de lo que está en juego.

Rosen acota que los vasos comunicativos se consumen en noticias sobre quién sube o baja en los sondeos, pero son pocos los reportajes que hablan sobre propuestas políticas y sus efectos alrededor del mundo. Y es que estas elecciones no cumplen con una contienda de iguales: mientras Harris ha prometido normatividad durante el debate y en intervenciones subsiguientes, Trump ha expresado su interés en “ser un dictador por un día”; continúa con su retórica anti-inmigrante enfocada en la comunidad haitiana y venezolana; promete que las deportaciones masivas serán un “baño de sangre” y ha dado a entender que encarcelará a sus rivales políticos.

Es, en este punto, donde los medios de comunicación se ven en una encrucijada. En su afán de ser imparciales, han caído en falsas equivalencias, como lo señala el Columbia Journalism Review. En dicho artículo, se acuña la frase de Rupar, denominada “sane-washing”. Este término podría traducirse como “lavado de sanidad”, es decir, que los medios normalizan (intencionalmente o no) un lenguaje errático, racista, anti-inmigrante y sin sentido como el de Trump. A diferencia de Biden, argumentan estos críticos, los medios parecen restarle atención a la mayoría de edad de Trump ni a su aparente declive cognitivo.

Los medios hispanos no escapan a este fenómeno. A finales de 2023, la cadena Univisión entrevistó a Trump por una hora, en la que, a la vieja usanza, precisó falsedades. Trump dijo que México había pagado por el muro en la frontera y que el expresidente Barack Obama había iniciado la separación de menores de sus familias migrantes. El entonces entrevistador, Enrique Acevedo, nunca intervino para corregir sus imprecisiones.

Desafortunadamente, una gran parte de los latinos son objeto de la desinformación online. Como lo presentan algunos análisis, la gran mayoría expresa que no tienen “suficientes fuentes de noticias independientes para tomar decisiones informadas al votar” y han expresado su queja por no contar con suficiente información de cara a noviembre. Los números presentados en este artículo demuestran que los hispanos se muestran ávidos de formar parte de este ejercicio democrático y expresan su interés en temas que afectan al país. Por lo tanto, es de menester que los analistas y medios de consumo contrarresten las noticias falsas o equivalencias erróneas, con un enfoque en lo que el futuro le depara a la comunidad latina.


Escrito por Robert Valencia, periodista miembro de la red Connectas.org y se desempeñó como subdirector de noticias internacionales de la revista Newsweek. Recientemente conformó el grupo de jóvenes líderes hispanos de la Fundación Consejo España-EE.UU. en 2023.

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