Desde el lunes pasado hasta el viernes 15, representantes del gobierno estadounidense negocian en Bruselas las condiciones del Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversiones entre la Unión Europea y Estados Unidos, el que se convertirá en el mayor acuerdo bilateral del mundo hasta el momento.
La reunión, que debería haberse celebrado durante la segunda semana de octubre y fue suspendida por el cierre del gobierno de EE.UU., se ha visto ensombrecida en los últimos días por dos cuestiones: por las acusaciones de espionaje de líderes europeos a Norteamérica, lo que ha descendido la confianza en el gobierno de Obama, y la acusación de presunto fraude fiscal al comisario de Comercio de la UE y parte de la negociación, Karel de Gucht, al que la hacienda belga reclama casi un millón de euros.
Sin embargo, los grupos de la negociación han declarado que intentarán dejar de lado escándalos y acusaciones para centrarse en la parte técnica de un acuerdo que, según las primeras estimaciones, podría aumentar el PIB europeo en un 0,5% y el estadounidense en un 0,4%. Dan Mullaney, por parte de EE.UU., e Ignacio García Bercero, por parte de la Unión, ofrecerán el viernes una rueda de prensa para anunciar los resultados de esta ronda de negociaciones después de que el Parlamento Europeo autorizará el acuerdo la pasada primavera.
El Acuerdo entre ambos países supondría, entre otras cuestiones, la supresión de todos los derechos sobre el comercio de productos industriales y agrícolas (como la carne de vacuno), la liberalización del sector servicios, se intentará alcanzar el máximo nivel de liberalización y protección de las inversiones y se abrirá el mercado de contratación pública a todos los niveles de la administración sin discriminar a las empresas europeas.
Además, el tratado entre la Unión Europea y Estados Unidos garantizaría el esfuerzo conjunto por proteger los derechos de propiedad intelectual, solucionaría las barreras arancelarias existentes hasta el momento en el mercado entre ambos países y sentaría las nuevas normas y principios de cooperación entre las dos regiones, cuyo PIB conjunto representa casi el 50% del mundial.
Aunque las ventajas del acuerdo han sido ya difundidas por ambos gobiernos independientemente de las condiciones que se pacten finalmente, como el ahorro de los costes en algunos sectores y mayores oportunidades de crecimiento y de generación de empleos tanto en Europa como en EE.UU., muchos creen que la especialización de algunas empresas estadounidenses en determinados sectores, como por ejemplo el cine o la música, causarán graves problemas de competencia a las empresas europeas.
Todavía no hay nada firmado y para valorarlo habrá que esperar hasta que las partes lleguen a un acuerdo. Un proceso que se podría demorar varios meses e incluso años.