Construyendo senderos al bilingüismo: Diversidad, equidad y excelencia

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En el contexto de los EE.UU., la palabra bilingüe siempre ha sido tratada con desconfianza. En vez de representar la habilidad de dominar dos o más lenguas, la palabra bilingüismo es entendida en numerosas ocasiones como falta de dominio del idioma inglés. Años de institucionalización de programas bilingües cuyo objetivo principal es exclusivamente servir de enlace a una educación exclusivamente en inglés en vez de desarrollar el aprendizaje en dos idiomas ha resultado en una concepción deficitaria de la educación bilingüe. Por ello es importante empezar entendiendo el contexto sociopolítico en el que se han desarrollado los programas bilingües en Estados Unidos.

Tradicionalmente los Estados Unidos han mostrado un desinterés por promocionar el bilingüismo. De hecho, a principios del siglo XX varios estudios relacionaron el bilingüismo con una menor capacidad intelectual y con problemas de aprendizaje. Estos estudios fueron pronto desacreditados, pero siguen tiñendo a día de hoy y en gran medida la percepción ideológica sobre el bilingüismo. El interés político siempre ha estado en su mayor parte centrado en una transición rápida al uso exclusivo del inglés, ya fuera a la fuerza, en el caso de las lenguas indígenas y el español, o con incentivos menos agresivos, en el caso de la mayoría de las otras lenguas europeas.

En el año 1968, durante la reautorización de la ESEA (Elementary and Secondary Education Act / Ley de la Educación Primaria y Secundaria) de 1965 se aprobaría la que es hasta la fecha la legislación más importante sobre educación bilingüe en los Estados Unidos. A esta ley se la conoció comúnmente como “the bilingual education act.” Aunque en realidad la legislación no exigía que las escuelas implementaran programas bilingües, sino que ofrecía fondos para programas innovadores que facilitaran la integración al inglés de estudiantes cuya lengua primera no era el inglés y no lo dominaban de manera suficiente para seguir una clase típica en inglés. Pero la educación para estudiantes que no hablan inglés ha estado reglada a través de sentencias judiciales y sobre todo dos: Lau v. Nichols en 1974 y Castañeda v. Pickard en 1981. En estas sentencias se fundamentan los principios que deben regir los programas para ayudar a los estudiantes a superar las barreras lingüísticas:

  1. basados en una sólida teoría educativa.
  2. con suficientes recursos y personal.
  3. que prueben ser efectivos.

Basados en estos principios, los estados generaron estos modelos de programas:

  1. a) Programas transicionales de instrucción: estos son modelos denominados “Sheltered English Instruction” y que generalmente tienen dos componentes: clases de inglés como segunda lengua y adaptaciones curriculares para que los estudiantes que no dominan el inglés puedan acceder al contenido de cada lección.
  2. b) Programas bilingües:
  3. Programas bilingües de transición: programas que utilizan la lengua nativa del estudiante como puente hasta que el estudiante es capaz de seguir las clases solamente en inglés, y normalmente en un plazo de tres años.
  4. Programas de desarrollo bilingües: programas que tienen como objetivo que los estudiantes estudien en dos (o más) lenguas y que dominen ambas al final del programa. Estos son los programas los más cercanos a la definición de educación bilingüe en el contexto de España.

Estos últimos programas, llamados “dual language,” forman la base del desarrollo del bilingüismo en Estados Unidos. Como es lógico, este marco sólo puede funcionar bajo un prisma paliativo y no como un instrumento de excelencia lingüística y educativa. ¿Entonces, que enseñanzas se pueden derivar de la experiencia en Estados Unidos? Principalmente que es necesario ser explícito sobre las metas y los objetivos del programa y que estos deben estar fundamentados en principios que incluyan a todas las poblaciones representadas en el ámbito escolar. La lengua no puede ser entendida nunca como un simple instrumento para comunicarse, sino que es intrínsecamente parte de la identidad de los individuos y los grupos.

Es importante definir que la instrucción en dos idiomas, por lo tanto, va mucho más allá de traducir temarios o lecciones y que debe incluir los aspectos socio-culturales de las lenguas a aprender. Esta adaptación lingüística-cultural es esencial para el éxito del programa y el desarrollo del bilingüismo. Y además genera un respeto por la identidad de otros individuos. Este objetivo de inclusión y excelencia es ciertamente más importante que desarrollar programas elitistas que solamente sirvan a ciertos estratos sociales.

La conferencia plenaria de David Nieto tendrá lugar dentro del

IV Congreso internacional sobre educación bilingüe en un mundo globalizado

Enfoques contemporáneos de enseñanza y aprendizaje

Alcalá de Henares, 16-18 de noviembre de 2018

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