En un reciente artículo que realicé para La Razón, comenté brevemente sobre algunas de las cuestiones relacionadas con la educación en el plan Biden que si bien puede ser que no sean dificultades, desde luego, son puntos a reflexionar. Entre ellos, destaca el gasto necesario para poder incrementar el número de alumnos asistiendo a los community colleges locales cuyo precio resulta tan asequible para estudiantes de la propia comunidad (tan bajo como solamente 2000 € cuando una universidad puede ser, como mínimo, 10 000 €). Sin embargo, yo decía allí que el gesto de hacerlo gratuito, como sucede con la educación general, supondría un gasto enorme que no está claro que el contribuyente medio esté dispuesto a aceptar, especialmente en la actual situación dicotómica y la sospecha del reparto de poderes entre la presidencia y vicepresidencia.
Entre lo positivo de las propuestas, cabría destacar un esfuerzo federal en cinco medidas fundamentales: 1) incremento de paga y rol social de los educadores; 2) inversión en recursos para las escuelas; 3) seguridad de que el futuro de ningún niño esté determinado por su código postal, los ingresos de los padres, la raza o la discapacidad; es decir, una fuerte inversión en igualdad social y de oportunidades; 4) conexión entre la escuela secundaria y la universidad para garantizar el futuro de los estudiantes; y 5) la inversión en la escuela infantil de 0 a 4 años.
La idea de empoderar a los agentes educativos ha sido incluida siempre en las campañas presidenciales pero el propio sistema de estados y condados crea diferencias regionales que, en un sistema descentralizado como es el norteamericano, son difíciles de gestionar. No deja de sorprender que en el programa de intenciones se afirme: “Educators end up […] mentoring and coaching new teachers, trying to fill in as social workers, and so much more”. De ello se deduce que se desea un profesor no involucrado con su profesión. ¿Quién es mejor que un profesor para tutorizar a los profesores en formación? ¿No debería un profesor involucrarse con sus alumnos? El cine americano está lleno de críticas al profesor que se trata de fomentar, aquel que se limita a llegar y “escupir” sus limitados conocimientos ignorando el entorno social y emocional de sus alumnos para que sea el propio sistema el que cubra sus necesidades, más implicación estatal y menos humanismo docente. Sí es positivo lo que se dice: “Biden will triple funding for […] schools with a high percentage of students from low-income families, and require districts […] offer educators competitive salaries […]”. Asimismo, Biden apuesta por el liderazgo social del maestro como lo era en los años 60: “The Biden Administration will help school districts create opportunities for teachers to lead beyond the classroom”. Sin embargo, eso depende en gran medida de un reconocimiento inicial que posiblemente no exista. La gran pregunta es: ¿la sociedad quiere que el maestro tenga un rol dentro y fuera de clase, especialmente dentro? Por un lado, es muy fácil transferir a los alumnos un pensamiento único dentro y fuera de clase. Por otro lado, el plan Biden no fomenta el desarrollo del espíritu crítico en los maestros y en los discentes. Otro aspecto muy positivo es promover un programa específico para la devolución de los préstamos de la época universitaria pero, por otra parte, no se habla de un programa prémium de incentivos para docentes con gran experiencia. Y eso, sin duda, llevaría a mantener unos salarios más bajos para aquellos que llevan luchando toda la vida, aunque bien es cierto que muchos estados ya tienen estos programas.
Es evidente que el reto de Biden queda muy en el aire ya que no se habla específicamente de un plan de acción, algo que cuando era vicepresidente, sí trajo consigo el presidente Obama. En esta breve entrada simplemente he analizado uno de los aspectos de la propuesta de Biden, quizás el más popular pero también el más irrealista debido a las tremendas diferencias entre los distintos estados. En futuros artículos revisaré los otros aspectos que por espacio se nos escapan. Hasta entonces, pensemos en cómo llegar de lo ideal al aula.