La música latina, entendiendo esta como cualquier producto con un 51 % o más de contenido en español, tal y como prescribe la Asociación de la Industria Discográfica de América (RIAA), está de moda en Estados Unidos. Los ritmos del reguetón y el trap latino inundan las pistas de baile de las discotecas y las radios y copan las descargas en streaming de ese mercado musical. Es casi seguro que la mayor parte del público estadounidense baila estos ritmos sin entender lo que realmente dicen las letras. Y, aun así, el hecho de que estas canciones y ritmos se escuchen en español y aparezcan en las listas de éxitos estadounidenses, como el Billboard Hot 100, es un logro para la comunidad latina. Es cierto que ha habido música en español en Estados Unidos antes de Despacito (2017). Incluso el origen de esta se puede remontar a las primeras composiciones -coplas, estribillos o inditas,- que los españoles llevaron y compusieron en la América estadounidense. Sin embargo, hasta ahora, las composiciones en español nunca habían competido en los círculos musicales del país de manera tan directa y de forma sostenida en el tiempo con las creaciones en inglés. Parece, pues, que los logros actuales de la música latina en Estados Unidos empiezan a reflejar el peso demográfico y económico de los latinos de Estados Unidos.
Tres son los factores principales relacionados con el impacto en el mercado musical estadounidense de los ritmos latinos durante la última década. El primero es su asociación con un legado cultural y lingüístico específico que determina la forma en que los latinos, sobre todo la juventud, se relacionan consigo mismos y con los demás. Para los Estudios Culturales, la música popular moderna es el hito sobre el que los individuos, y en especial los jóvenes, construyen sus alianzas y afinidades culturales. Por lo tanto, la creación y el consumo de un determinado estilo musical contribuye a establecer conjuntos específicos de conciencia estética y política a través de los cuales los grupos e individuos articulan su sentido de la diferencia con respecto a otros que ocupan los mismos espacios y lugares. El segundo factor es la percepción de la música latina en español como un producto transnacional promovido por las grandes compañías discográficas en todo el mundo hispanohablante -incluidos los Estados Unidos. Para la Teoría Transnacional, gracias al constante flujo promovido por los avances tecnológicos y en el transporte, los grupos diaspóricos han podido conservar y/o recuperar los gustos culturales de sus lugares de origen, incluidas las composiciones musicales en sus lenguas nativas. Y, como último factor, la revolución digital ha permitido una fácil disponibilidad de los productos musicales en español, lo que ha disparado su demanda y consumo entre los jóvenes latinos estadounidenses. En este sentido, la teoría de Alan Krueger sobre el efecto bandwagon explica cómo el éxito económico actual de algunos estilos musicales se deriva de la revolución tecnológica que han generado las descargas digitales y las plataformas de streaming a la carta, facilitando el acceso a productos antes restringidos a determinados consumidores.
En definitiva, el éxito actual de la música popular en español consumida en Estados Unidos por los latinos es el resultado del creciente poder económico de esta comunidad, del transnacionalismo y de las recientes revoluciones tecnológicas en los consumos musicales. Con más de 43 millones de hispanohablantes, de una población cercana a los 60 millones de latinos, Estados Unidos es el quinto país con más hablantes de lengua española del mundo. En la actualidad, el 71 % de la población latina en Estados Unidos utiliza el español en casa como primera lengua vehicular o en combinación con el inglés; el porcentaje aumenta al 75 % para los mayores de 18 años. Se trata, además, de una población joven cuyo poder adquisitivo ha pasado de 213 000 millones de dólares en 1990 a 1,7 billones en 2019. Se estima que para el 2024 los latinos estadounidenses alcancen los 2,3 billones de dólares en poder adquisitivo, haciendo que superen el Producto Interior Bruto de naciones como España o México. Junto a lo anterior, esta comunidad destaca en el uso de las nuevas formas de consumo digital. Hecho, este, que ha potenciado el intercambio cultural entre la comunidad latina estadounidense y los pueblos del mundo hispanohablante. Esta conexión no es reciente, sino que deriva de un proceso histórico marcado por la inmigración y por la presencia incesante de los latinos en los Estados Unidos. Por último, esta música también se ha visto favorecida por el streaming a la carta, lo que ha derivado en un impacto económico creciente en el mercado musical estadounidense nunca visto. Como señala la RIAA, en 2020 la música latina obtuvo 655 millones de dólares de beneficio, de los que 630 fueron en venta digital. Las cifras todavía son bajas, pero no cabe duda de que, con el aumento de la población, su deseo de mantener una herencia lingüística y cultural viva, y los incesantes procesos transnacionales, la comunidad latina ejercerá, cada vez más, una mayor influencia en el panorama artístico estadounidense.