Con el margen de error de las encuestas es casi imposible saber en este momento quién será el próximo presidente de los Estados Unidos. La aparente ilusión inicial que había generado Harris en el mes de septiembre después del debate contra Trump parece que se difumina y esto se plasma en las últimas encuestas de intención de voto, en las que los márgenes son cada vez más estrechos, 1,8 puntos de acuerdo con FiveThirtyEight.
La vicepresidenta ha enfocado su campaña en traer un aire renovado como hizo Obama en su día en su campaña HOPE. Pero la vicepresidenta no es Obama, ni el mundo es el mismo que en 2012.
Harris juega con una imagen positiva, que algunos califican de sonrisa forzada y un ticket que complementa su candidatura: el gobernador de Minnesota, Tim Walz. Con esta acertada elección, Harris intenta captar el voto rural de clase media del Midwest, que opta preferiblemente por el candidato republicano, y en estados tan importantes como Michigan, Wisconsin y Pensilvania.
Los grandes temas de la campaña: inflación, aborto e inmigración
Cuando se pregunta a los estadounidenses por los temas que les preocupan, la inflación ocupa el primer lugar, seguido de la inmigración, entre otros. Es más, el último estudio de Gallup sugiere que en estas elecciones será la economía el tema más influyente desde 2008. Y, aunque de acuerdo con los datos macroeconómicos la economía de EE.UU. ha mejorado en creación de empleo y bajada de la inflación, el ciudadano de a pie sigue preocupado por la subida de precios. Según un estudio de The Cook Political Report, la percepción de la economía ha mejorado en los últimos meses, pero cuando la pregunta se dirige al grupo de indecisos o personas que votan a un tercer partido, el 70% opina que ha empeorado. Y en este grupo, cuando se pregunta quién de los dos candidatos estaría mejor capacitado para solucionar el tema de la inflación, contestan que Trump un 55% y Harris un 26%.
El terreno donde mejor se ha movido Harris ha sido en temas como el aborto, por el que lleva haciendo campaña como vicepresidenta desde que en junio de 2022 el Tribunal Supremo derogara el caso Roe Vs. Wade, el cual amparaba el derecho al aborto en todo el país, dejando la jurisdicción en el ámbito estatal. Algunos estados han restringido el derecho por completo y otros han impulsado leyes estatales para protegerlo. Incluso algunos estados han optado por incluir esta cuestión como una consulta en referéndum en la papeleta del próximo 5 de noviembre. Es por ello por lo que Harris ha reforzado su posición en defensa del derecho de las mujeres a decidir, sabiendo que era positivo para su campaña.
Sin embargo, la gestión de la problemática migratoria en la frontera sur de los Estados Unidos, que le encargó el presidente Biden a Harris, ha sido el principal ataque de los republicanos. Por ello, la vicepresidenta ha cambiado su discurso prometiendo aumentar la seguridad fronteriza, pues sabe que es un tema que preocupa a los ciudadanos de los estados del Sur, en especial en los estados del Cinturón del Sol determinantes en 2024 (Arizona, Nevada y Georgia).
Sororidad frente al Trumpismo
Aunque muchos han caído en la comparación, tampoco Kamala es Hillary, ni 2016 se parece en nada a 2024. Un ejemplo de ello es el liderazgo inclusivo de Harris y el apoyo de mujeres influyentes desde ámbitos tan diversos como dispares. El caso probablemente más mediático fue el de la cantante Taylor Swift anunciado en Instagram a sus 283 millones de seguidores, según justificaba, “por los derechos y causas que creo que necesitan una guerrera que los defienda”. Swift no es solo una estrella mundial, sino que es una joven compositora icono de la Generación Z originaria de Pensilvania y criada en el Midwest. Una artista que simboliza el sueño americano y que ha llegado a convertirse en una de las 100 personas más influyentes del mundo.
En el ámbito empresarial, destaca la figura de Lauren Powell Jobs, viuda de Steve Jobs y multimillonaria de Silicon Valley que se ha posicionado siempre al lado de los demócratas y que particularmente ha apoyado a Harris durante más de veinte años. Se trata de un apoyo determinante tanto por la inyección económica a la campaña, como por su posición entre la élite tecnológica desencantada con el Partido Demócrata desde que la Administración Biden adoptara medidas de antimonopolio frente a las grandes firmas tecnológicas; y también por la irrupción de Elon Musk en la campaña de Trump.
Por otro lado, una de las sorpresas más sonadas de las últimas semanas ocurrió cuando la excongresista republicana Liz Cheney apareció en un mitin de Harris pidiendo el voto para Harris en Wisconsin, y dirigiéndose a los republicanos más moderados de los estados del Cinturón del Óxido más disputados. Cheney y Harris mantienen posturas muy distintas en términos ideológicos, sobre todo en cuestiones como el aborto, pero les une la defensa por la democracia, el patriotismo (como ha asegurado Cheney) y, sobre todo, el firme propósito de evitar que Trump vuelva a la Casa Blanca.
Por el momento, la vicepresidenta Harris mantiene su posición de aspirante y las posibilidades de ver a una presidenta Harris se podrían reducir a noviembre de 2021, momento en que ostentó el cargo en funciones durante la hora y 25 minutos que duró la intervención médica a la que se sometió Joe Biden.