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Spain is back

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El reciente viaje de Mariano Rajoy a Estados Unidos ha sido adjetivado de muy diferentes maneras por los medios de comunicación españoles. Para los rotativos conservadores, ABC o La Razón, la visita ha supuesto un claro respaldo de la Casa Blanca a las reformas económicas llevadas a cabo en los últimos años por el gobierno del Partido Popular. Estos mismos medios han destacado el trato distendido y afable dispensado por el gobernante estadounidense, Barak Obama, al presidente de Gobierno de España. Sin embargo, otros medios de comunicación no han percibido ningún tipo de trato de favor al viaje realizado por el mandatario español. Es más, como señala la enviada especial de El Mundo, María Ramírez en su artículo “Obama-Rajoy: una relación poco especial,” el encuentro entre ambos dirigentes no iría más allá de la familiaridad diplomática que Estados Unidos dispensa a todas aquellas potencias que cataloga como de segundo orden mundial.

En cualquier caso, Rajoy ya tiene de Estados Unidos lo que antes había obtenido de sus socios europeos: elogios a sus reformas y a su liderazgo. Se podría entrar a discutir si este reconocimiento era necesario –quizás más cara a la opinión pública española (tan entregada a Obama) que para el propio jefe del ejecutivo,- o no. Pero lo que queda fuera de discusión es que esta visita hubiese sido impensable hace apenas un año. La mejora de la macroeconomía española –la micro es otra historia, y la elevada tasa de desempleo también- ha permitido sacar pecho al presidente Rajoy en el corazón del poder (político y económico) global: en la Casa Blanca y ante la todopoderosa Cámara de Comercio de Estados Unidos. Y lo ha hecho defendiendo dos aspectos muy significativos. Primero, que la leve recuperación de la economía española observable en los distintos indicadores permite cierto grado de optimismo. Y segundo, que las reformas estructurales que se han realizado hasta ahora en el mercado laboral –sin tener en cuenta las pendientes de realizar,- vuelven a hacer de España un país atractivo para la inversión.

Es ese segundo encuentro entre empresarios españoles y estadounidenses al que los medios de comunicación y la propia opinión pública española han prestado menos atención –embelesados ante la pose de Obama y Rajoy en el Despacho Oval. Los desafíos y ventajas que para España como país y para sus empresas se están planteando en las negociaciones ya iniciadas en torno al Transatlantic Free Trade Area (TAFTA) dan a este encuentro entre empresarios de ambos lados del Atlántico una relevancia mayor que el que se producía horas antes a nivel político. Si el mensaje que se ha querido mandar desde Moncloa a Estados Unidos es el de que España en lo económico ha vuelto, los empresarios españoles que se han desplazado junto al presidente Rajoy han mandado otro: nunca nos fuimos.

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