El Instituto Cervantes confirmó en su informe anual sobre el español en el mundo, El español: una lengua viva, que en Estados Unidos hay actualmente 41,3 millones de hispanohablantes que dominan el idioma y 11,6 millones con competencias limitadas. La Oficina del Censo de Estados Unidos ha estimado que, de seguir con las tendencias de crecimiento actuales, en 2050 Estados Unidos será el primer país hispanohablante del mundo, con más de 132,8 millones de hispanos, superando a México. Y, según el Pew Hispanic Center, con datos de 2013, el 73% de los hispanos de Estados Unidos hablan español en sus hogares.
Estas cifras, de diferentes fuentes y estudios, demuestran que el español es el segundo idioma de Estados Unidos y, por tanto, clave también en las campañas a la presidencia del país. Una herramienta que se ha ido incorporando en las elecciones de forma progresiva.
En 1960 la esposa de John F. Kennedy, Jackie Kennedy, sorprendió a la audiencia con un pequeño anuncio grabado íntegramente en español en el que animaba a votar por su esposo y desde entonces, en mayor medida a partir del año 2000, el español ha sido un recurso esencial en las campañas del Partido Republicano, primero, y del Partido Demócrata, después.
Fue en el año 2002 cuando se celebró el primer debate integro en español en Estados Unidos. Dan Morales y Tony Sánchez, ambos demócratas y candidatos a la gobernación de Texas, debatieron frente a frente en inglés y después en español. Una de las primeras muestras de que el idioma era un elemento estratégico para llegar a los votantes hispanos.
Incluso el Senado de Estados Unidos, acogió el primer discurso pronunciado íntegramente en español en la historia de la Cámara. El 12 de junio de 2013, el Senador de Virginia, Tim Kaine, dio su discurso de principio a fin en español para explicar la ley sobre inmigración, una ley que según el propio Senador “merecía ser explicada en el idioma que hablan más de 40 millones de americanos”.
Después llegarían los primeros discursos (o frases en discursos) en español, las versiones en español de las páginas web de los candidatos y, ya en las dos últimas elecciones, los perfiles en redes sociales escritos en español.
La carrera hacia la Casa Blanca, cuyas elecciones se celebran el 8 de noviembre del próximo año, está manteniendo la presencia del español en estas líneas en ambos partidos aunque añade un nuevo hito para la historia de la política estadounidense. Por primera vez dos candidatos que aspiran a la presidencia del país hablan español con fluidez y ambos son republicanos: el ex Gobernador de Florida, Jeb Bush, casado con una mujer mexicana, y el actual Senador del mismo estado, Marco Rubio, descendiente de cubanos.
Los hispanos son desde hace ocho años una comunidad clave para cualquier candidato que desee llegar a la Casa Blanca y cualquier guiño a su cultura que les acerque a sus candidatos es muy beneficioso. Sin embargo, según un estudio de Univisión, el 68% de los hispanos reconoce que el hecho de que un candidato hable español con fluidez no influye de forma directa en su voto el día de las elecciones.
Los ciudadanos hispanos son el reflejo de las nuevas señas de identidad de Estados Unidos actualmente, donde el bilingüismo es cada vez más importante y, por ello, los candidatos y los partidos políticos deberían adaptarse a esta nueva realidad. Para ello, la nueva generación de líderes hispanos de ambos partidos tendrá un papel crucial. De momento, los hispanos tendrá una gran influencia a la hora de elegir al nuevo inquilino de la Casa Blanca y, por ello, el español ha entrado con fuerza en esta campaña.