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Diálogos educativos a través de las ondas, el cable y el océano en tiempos de la COVID

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            En estos tiempos hemos, tristemente, redescubierto la vulnerabilidad de nuestras sociedades modernas. La pandemia ha puesto en duda asuntos que dábamos por sentados en nuestras relaciones económicas y sociales, y a los que todavía no sabemos cómo dar respuesta en una supuesta “vuelta a la normalidad”. En el mundo de la educación, este tipo de dudas están siendo significativamente agudas. No solamente por el hecho de la salud pública y los riesgos que conlleva un retorno a la educación presencial, sino porque la pandemia nos ha llevado a cuestionar si existen alternativas educativas efectivas y qué elementos de la educación a distancia, a través de internet, debemos tomar en cuenta, quizá no en lugar de, sino como adición a los modelos presenciales tradicionales para asegurar una enseñanza de calidad y equidad para los y las estudiantes.

            No creo que la educación online deba considerarse una amenaza o que disminuya necesariamente la calidad de la educación. Es, en realidad, un modelo que, aunque requiere de cierta adaptación tanto por parte de docentes como de estudiantes, ofrece inmensas posibilidades de conectar con conocimiento y experiencias que de otro modo nos serían inaccesibles. Cuando se limitan opciones educativas presenciales a nivel local, el valor de las conexiones globales cobra una mayor relevancia. Las nuevas herramientas en internet nos permiten, a través del ordenador, acceder a un “nuevo” universo donde establecer diálogos y comprender perspectivas diferentes.

            Hay ciertas cuestiones que me parecen fundamentales a la hora de diseñar e implementar clases online. Lo primero es que debemos ser conscientes de nuestro deber de humanizar esta relación educativa a través de internet. Aunque no tengamos el contacto directo de la clase, estamos tratando con seres humanos que tienen de igual manera ciertas ansiedades ante este fenómeno al que seguro no están acostumbrados. El primer paso para humanizar la clase online es establecer nuestra presencia con respeto, flexibilidad, paciencia y autenticidad. Es importante asegurarse de que nuestros estudiantes comprenden por un lado las reglas de este nuevo sistema de aprendizaje, como relacionarse respetuosamente con otros a través del ordenador. También debemos presentar claramente los objetivos de la lección que vamos a impartir. Nos debemos asegurar de fomentar una participación equitativa y de que nuestros estudiantes tengan acceso a los instrumentos necesarios para seguir la lección de manera adecuada. Además, creo esencial que trabajemos como una verdadera comunidad educativa, que compartamos y aprendamos de la experiencia de otras escuelas, distritos y comunidades. Sobre todo al principio, debemos acostumbrarnos a estar cómodos en una situación “incómoda”. No tenemos por qué tener todas las respuestas, pero sí necesitamos armarnos de ánimo y valentía para crecer, enseñar y aprender.

            Precisamente con este espíritu de crecimiento y entendimiento, el Instituto Franklin de la Universidad de Alcalá y la Facultad de Educación de Northern Illinois University han establecido una serie de seminarios, Educate Global Spain, en los que a lo largo de los meses de septiembre, octubre y noviembre diferentes especialistas de cada una de estas instituciones discutirán aspectos educativos en ambos países con el objetivo de generar una mayor comprensión sobre desafíos comunes, enfoques diferentes y en los que ojalá sea posible surjan planteamientos innovadores.

            El primero de estos seminarios se centrará en la descripción y el análisis de las diferencias entre los sistemas educativos de Estados Unidos y España. En este seminario descubriremos dos perspectivas completamente distintas sobre las estructuras educativas en cada país y los valores que dichas estructuras reflejan.

            Estos seminarios, me parecen un ejemplo de colaboración a distancia a los que me refería anteriormente. Un espacio que ofrecer a nuestros estudiantes para generar ideas, pensamientos y proyectos innovadores. Un acercamiento a lugares que, aunque distantes, comparten situaciones similares y con los que poder entender mejor y buscar opciones a los diferentes retos que como educadores enfrentamos hoy.

            Una última reflexión me lleva a la idea de que la educación online llega para quedarse. Creo que va a ser más y más habitual que las clases combinen aspectos presenciales con espacios en Internet. Por lo tanto, debemos profundizar en nuestro conocimiento de este medio y cómo incorporarlo como herramienta a nuestro repertorio de estrategias pedagógicas. Un reto, seguro, pero que quizá abra la puerta a colaboraciones interesantes y productivas a lo largo y ancho del mundo.

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