En los últimos diez años, hemos incorporado a nuestra vida cotidiana el concepto de “crisis”. Asistimos a diario a la presencia de un concepto que, con los adjetivos correspondientes, ilustran de forma más o menos precisa las problemáticas a las que nos enfrentamos. De esta forma escuchamos “Crisis Migratoria” en relación a las sucesivas oleadas de inmigrantes que circulan en las fronteras de Europa o de América fruto de conflictos bélicos o problemas económicos en sus países de origen. En más de una ocasión estas respuestas nos causan terror y acaban por convertirse en un debate en el que la “crisis migratoria” se convierte en “crisis humanitaria”. La emergencia de modelos políticos totalitarios nos recuerda tiempos pasados a los que regresamos con casi los mismos argumentos que antaño. Populismos de ambos perfiles ideológicos que buscan una reacción en la sociedad occidental de uno y de otro lado del atlántico. Es cierto que las soluciones no son siempre las mismas y, por ejemplo, el pasado mes de Junio el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, criticaba ferozmente la política migratoria de la Unión Europea dirigida por Alemania al mismo tiempo que en su frontera sur se hablaba de una crisis humanitaria con el caso de los niños separados de sus familias, fruto de una política migratoria controvertida.
No obstante, el concepto “crisis” en origen tenía un significado de “decisión”, “juicio”, “elección” ante una situación determinada frente a la que era necesario un cambio de rumbo, una alternativa, una respuesta. Crisis significa “decisión” pero también “estar al borde del precipicio” y por lo tanto necesidad de elección rápida y necesaria, sin vuelta atrás. Es muy conocida la frase del filósofo y teórico marxista Antonio Gramsci (1891-1937) el cual decía: La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer: en este interregno se verifican los fenómenos morbosos más variados».[i] Aunque también se atribuye una frase similar al dramaturgo Berthold Brecht (1898-1956) ambas ideas nos sitúan en una situación de división ante dos formas de ver el mundo, lo viejo y lo nuevo, la necesidad de muerte de uno y la exigencia de vida del otro. En el momento en el que lo antiguo no acaba de morir y desaparecer y que lo nuevo no acaba de nacer y consolidarse, ese espacio de transición, de claroscuro, es lo que definiríamos como crisis.
En 1964, el cantautor y premio Nobel de literatura 2016 Bob Dylan cantaba “The Times they are A-Changing” (Los tiempos están cambiando) y pronto se convirtió en la banda sonora de una generación (la de los sesenta) que protestaba frente a los modelos impuestos por sus mayores. En plena crisis política y social por la guerra de Vietnam y los movimientos por los derechos civiles, la canción se convirtió en un grito de esperanza y ánimo para operar un cambio, acabar con lo viejo y que lo nuevo expresara su presencia para quedarse. Más de cincuenta años después las respuestas generacionales en ambas orillas del Atlántico siguen los mismos patrones. Como consecuencia de la crisis de 2008 dos “abuelos” apadrinaron la reacción de los jóvenes en Europa y América. Stephan Hessel, con 92 años, publica en 2010 el manifiesto “Indignez-Vous” (¡Indignaos!) y bautiza con ello el movimiento de la juventud indignada europea al mismo tiempo que en Estados Unidos otro “abuelo” como Bernie Sanders (77 años) se alinea con las protestas de “Occupy Wall Street” en 2011 y representa el reverso de la moneda y la esperanza de la juventud frente a las políticas del Partido Republicano. En España, la presencia de Manuela Carmena (74 años) como “la abuela de Madrid” ha capitalizado la indignación de las generaciones jóvenes en rédito político. Lo nuevo y lo viejo en el mismo momento de cambio.
Si nos centramos en efemérides, hace noventa años, en octubre de 1929 la bolsa de Nueva York sufrió el conocido como Crash de Wall Street y provocó la primera gran crisis financiera a nivel mundial. En septiembre de 2008, hace diez años, la compañía global de servicios financieros Lehman Brothers anunciaba formalmente su situación de quiebra por la burbuja inmobiliaria y marcaba el inicio de la última crisis a escala planetaria. Más allá de los hechos históricos nos importan los modelos, las respuestas y las relaciones que en tiempos de crisis han sufrido las relaciones transatlánticas. El estudio y debate de las diferentes respuestas, decisiones y cambios que han determinado el rumbo paralelo o enfrentado entre las dos orillas del Atlántico son los puntos de partida para la organización conjunta (un año más y ya es el quinto) entre el Instituto Franklin de la Universidad de Alcalá, la División de Estudios Interdisciplinares de City College of New York y el Instituto Cervantes de Nueva York del V congreso internacional sobre vínculos históricos entre España y Norteamérica: “Las relaciones en tiempos de crisis” que tendrá lugar entre el 24 y el 26 de Abril de 2019 en Alcalá de Henares. Las crisis cruzan océanos pero también sus soluciones, sus respuestas y los modelos de actuación y de cambio. Una oportunidad única para preguntarnos acerca de las causas, las consecuencias y las respuestas que se han producido a nivel transatlántico en momentos de dificultad.
V Congreso Internacional sobre vínculos históricos entre España y Norteamérica:
Las relaciones en tiempos de crisis
Alcalá de Henares, 24-26 de abril de 2019
[i] La crisi consiste appunto nel fatto che il vecchio muore e il nuovo non può nascere: in questo interregno si verificano i fenomeni morbosi piú svariati». Quaderni del carcere. Volume primo Quaderni 1-5, Giulio Einaudi editore, 1977. Edición crítica del Instituto Gramsci. A cargo de Valentino Gerratana. Ed. ERA, tomo 2, 1999. Traducción de Ana María Palos, revisada por José Luis González.